21.- Señuelo
YuShi Huang llegó a su hogar, supervisó los trabajos de los agricultores como siempre solía hacer y llevó su carreta a su cabaña, dejándola en su interior.
—Mis señores, los cielos apartaron su mirada de nosotros —dijo—. Pueden salir.
El primero en salir de la carreta fue Shi WuDu, que auxilió a sus hermanos para salir. Después, se inclinó ante la diosa en una sincera reverencia.
—Le agradezco por su ayuda, Señora de la Lluvia —dijo.
—No tiene nada que agradecer —dijo YuShi Huang—. Les sugiero que esperen un poco aquí, y después podrán conjurar una matriz de acortamiento de distancia. ¿Alguno sabe cómo hacerlo?
—Yo sé —dijo Shi QingXuan con una sonrisa—. Vendré a limpiar después de esto.
—No es necesario. Vayan con cuidado.La diosa se retiró llevando su vehículo, y los hermanos se quedaron solos en la cabaña. Shi MingJing buscó su bolsa Qiankun, en la qur había tenido el buen tino de meter su maletín, y de éste último sacó un pequeño frasco que agitó. Para su decepción, solamente le quedaba una píldora fantasmal y no había manera de conseguir más; con un suspiro de derrota tragó la pastilla y se derrumbó en el suelo.
—Voy a ser un estorbo para ustedes —dijo—. Ya no tengo más píldoras y la medicina no me sirve.
En el estado de fugitivos en el que estaban, Shi MingJing temió la muerte por primera vez y comenzó a temblar. Al instante, sintió la cercanía de sus hermanos abrazándolo y Shi WuDu dijo:
—No te dejaré morir, MingJing.
—Confía en nosotros, ¿sí? —dijo Shi QingXuan—. Vamos a salvarte.
—Ojala fuera tan fácil —dijo Shi MingJing.Shi WuDu y Shi QingXuan se miraron entre sí, con la duda en sus ojos, y luego el mayor frunció el ceño pensando en algo.
—Tengo una idea, pero es arriesgada —dijo—. Hay que atraer a He Xuan.
—¡Gege, no! —exclamó Shi QingXuan—. ¿Y si te hace algo?
—No estamos en sus dominios y aún tengo mi poder espiritual— dijo el mayor—. No va a vencerme tan fácilmente.
—Me da miedo —dijo Shi MingJing—. Pero si logro absorber la suficiente energía demoníaca de él, estaré bien. ¿Cómo vamos a atraerlo?Shi WuDu tenía una sospecha, pero no quería poner en alerta a sus hermanos en caso de estar equivocado, así que solo dijo:
—Ya pensaré en ello.
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El atardecer estaba en el cielo cuando los hermanos Shi llegaron a la capital imperial. Shi QingXuan había pintado en la puerta de la cabaña una matriz de acortamiento de distancia que los había llevado a un pueblo cercano a la capital, dónde cambiaron sus ropas por túnicas más sencillas, compraron simples sombreros de bambú en un intento de ocultar sus identidades y consiguieron armas adicionales, además de material para crear talismanes. La píldora fantasmal que el menor había tomado les daba, a lo mucho, un día de tiempo antes de que comenzará a colapsar nuevamente, por lo que decidieron ir a la capital imperial para armar la trampa allí.
Y apenas llegaron, alquilaron una habitación en una posada sencilla. Shi WuDu indicó a sus hermanos que se quedarán allí y lo esperaran mientras conseguía comida, saliendo antes de que alguno de los chicos replicará algo. Por lo que sabía, el viaje que harían sería largo y tenía que conseguir provisiones para tal travesía, y además necesitaban revisar los archivos que el imperio tuviera sobre el antiguo reino de Chonghua para comprobar si el sitio al que se dirigían seguía allí y, por tanto, podrían fiarse de los recuerdos de MingJing para no perder tiempo.
Tras deambular un poco por la ciudad buscando lo necesario para su viaje, Shi WuDu se dirigió a un callejón para alejarse de la multitud; el cual resultó ser un atajo hacia la posada donde se encontraban sus hermanos. El dios había recorrido un buen tramo sin ningún contratiempo cuando se detuvo repentinamente y, dando media vuelta, dio un salto hacia atrás desenvainando una espada; defendiéndose del atque lanzado con una pala.
—¿No se está tomando atribuciones que no le corresponden, Señor de la Tierra? —preguntó Shi WuDu dando un paso atrás.
—No cuando se trata de usted, Señor del Agua —replicó Ming Yi, listo para atacar de nuevo.Shi WuDu se impulsó hacia adelante tomando por sorpresa a Ming Yi, que solamente retrocedió para esquivar la espada blandida amenazadoramente contra él. Aunque no eran dioses marciales, Shi WuDu había entrenado sus habilidades de combate por si llegaba a encontrarse en una situación donde no pudiera depender de su poder espiritual para defenderse, por lo que tenía cierta ventaja contra Ming Yi siempre y cuando lo presionara lo suficiente para evitar que usará su habilidad divina con la tierra. De ese modo, su estrategia se mantuvo en ataques al azar que el dios bloqueaba usando su dispositivo espiritual; hasta que en un determinado momento la pala terminó apoyada en el suelo en un ataque cruzado. Ming Yi sonrió con un gesto de victoria y enterró la pala en el suelo creando un gran hoyo, Shi WuDu se vio obligado a retroceder para no caer y guardó la espada, desplegando su abanico para llenar el hoyo de agua que, poco después, lanzó hacia su contrincante bloqueando su visión.
—No me hagas perder el tiempo —dijo—. No voy a quedarme mucho, así que deja de entretenerme.
Tras estas palabras, Shi WuDu se fue desapareciendo de la vista de Ming Yi. Sabía que había sido peligroso, pero era el único ardid que había podido pensar basado en su sospecha y rogaba que funcionara porque, realmente, su hermano no tenía mucho tiempo.
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La profecía de los tres hermanos
FanfictionEn su primera vida, uno de ellos murió antes de que pudieran saber de su destino. En su segunda vida, estuvieron a punto de destruirlo todo. Ahora, en su tercera vida, los tres hermanos separados tienen la oportunidad de reunirse, pero cuando vuelv...