Extra 2

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Shi QingXuan cayó de una nube aterrizando con cierta brusquedad en el suelo. Había perdido la práctica de saltar hacia el mundo de los mortales, por lo que una manga de su túnica se había atorado en un cúmulo de nubes. Para su fortuna, dicho cúmulo lo había dejado cerca de su destino, el monte Yulong.

La Señora de la Lluvia le había invitado a tomar el té, junto a Xie Lian. Sin embargo, los dos dioses habían recibido plegarias a último momento y quedaron de encontrarse en las inmediaciones de la residencia de su amiga.

"Su Alteza, ya estoy cerca", dijo Shi QingXuan por medio de su matriz de comunicación privada.

"Yo también, espero verte en unos minutos", respondió Xie Lian.

Shi QingXuan siguió su camino. De repente, recordó que había conseguido galletas antes de bajar y revisó su manga para asegurarse que no habían caído cuando se atoró en las nubes y, tras asegurarse de que seguían en su lugar, dirigió la vista al frente para encontrarse cara a cara con He Xuan. Sus pasos se detuvieron de golpe y mantuvo la mirada fija en la calamidad, manteniéndose alerta en caso de que tuviera que luchar.

—¿Qué haces aquí? —preguntó el dios del viento.

Según recordaba, el único que no estaba en la sala cuando obtuvo la tablilla era He Xuan, pero Shi QingXuan no se había dedicado a pensar en ello y después no le dio importancia hasta este momento. Se preguntó si He Xuan volvería a buscar venganza y pensó en cómo lidiaría con ello. No lo culpaba por su deseo, pero no dejaría que le hiciera daño a sus hermanos.

—Vine a despedirme —dijo He Xuan.

—¿Qué?

Bueno, eso no se lo esperaba. Shi QingXuan estaba desconcertado y la posibilidad de que el Supremo desvaneciera sus cenizas cruzó por su mente. Se sintió desolado con tal idea; después de todo lo había apreciado como un amigo en su primera vida, así que la tristeza se fue abriendo paso poco a poco en su ser.

—Tú y yo no volveremos a vernos —dijo He Xuan—. No perdonaré a tu hermano, pero ya no pienso buscar venganza.

Después de lo sucedido, el rey fantasma había visto a su hermana. Creyó que el tiempo transcurrido desde su tragedia había sido suficiente para borrar su recuerdo, pero ella lo había reconocido apenas lo encontró. Ella no sintió temor cuando lo vio convertido en un fantasma, sino que se alegró de que volviera a su lado; e irónicamente fue ella quien le hizo abandonar la idea de la venganza.

—¿Qué harás ahora? —preguntó Shi QingXuan.

—Me quedaré junto a mi hermana —dijo He Xuan—. Tal vez decida fingir ser una persona viva, todavía no lo sé.

—En ese caso, deseo que esta vez la buena fortuna te sonría.

He Xuan le dirigió una última mirada, dio media vuelta y se fue. Ahora, su vida fantasmal tendría un nuevo objetivo: se dedicaría a proteger a su hermana, que acababa de ser madre, y cuidaría a su sobrino. Se ocuparía de su familia, y dejaría el pasado atrás. Shi QingXuan lo siguió con la mirada, suspiró hondo y siguió su camino hasta encontrarse con Xie Lian.

—¡QingXuan! ¿Todo bien? —preguntó el dios al ver a su amigo.

—Sí, Su Alteza —dijo Shi QingXuan con una sonrisa—. Todo está bien.

A partir de ese momento, todo estaría bien.

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Estaba escribiendo este extra y me di cuenta del tiempo. Así que, digamos que aquí no transcurrieron siglos sino pocos años. Error mío xD

La profecía de los tres hermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora