A la edad de 35 años, Marianne no podía estar más frustrada del rumbo de su vida. Ahí, frente a ella estaban sus hijo e hija, gemelos, Julien y Lizbeth, con su actitud rebelde y abiertamente desafiante. Como si ella, su madre, fuese su enemiga. Problemas tras problema, siempre era lo mismo. Ver sus caras de fastidio mientras ella trataba de guiarlos.
"¿A quién estaba engañando?" Se preguntó Marianne, esos muchachos nunca la verían como una figura de autoridad. La desafiaban impunemente, sabiendo que su padre siempre estaba en contra de cualquier cosa que ella sugiriera.
-Ya están grandes como para tener que explicarles las cosas. ¿Acaso creen que me gusta estar en esta casa y seguir las reglas de la Familia Grant? ¿Creen que estoy al lado de su padre por gusto? ¡Por Dios! No me he divorciado porque no puedo, pero con mucho gusto habría dejado esta familia hace años.
La cara de sus hijos era de sorpresa.
-Por favor, no pongan esa cara. Claramente todos sabemos que su padre odia estar casado conmigo. De hecho, es momento que entiendan que los matrimonios arreglados son negocios y sí, el mío fue un matrimonio arreglado. Como si yo hubiese querido casarme con un hombre enamorado de alguien más.
Marianne suspiró y dijo lo que no había podido decir desde que sus padres arreglaron la primera cita entre Evan y ella.
-Miren, esto no es culpa de nadie. Su padre, ciertamente, los ama y eso me tranquiliza, no importa lo que pase, él los va a cuidar. Eso es lo único que puedo agradecer. Pero quiero que a ambos les quede claro que ustedes son los herederos de la Familia Grant, lo que hacen se refleja en su padre, quien es el que termina limpiando el desastre que su conducta causa.
-Me he cansado de tratar de educarlos, para que su padre llegue y socave mi autoridad. Ha sido suficiente. Tienen 16 años, ya no son unos niños y ya no me necesitan... tal vez, nunca lo hicieron. No tiene caso que me detesten más. Francamente, nunca debí interferir, pero eran ustedes muy pequeños. Así que, de ahora en adelante, dejaré de opinar en los asuntos de esta familia.
-Madre, esta también es tu familia. Lizbeth trató de apaciguar a su madre, quien río levemente y le tocó suavemente el rostro..
-Esta nunca ha sido mi familia, Liz. Siempre seré una extraña para tu padre... y para ustedes también. Los Grant y los Dubois somos diferentes, tanto que aquí estoy 17 años después sin autoridad alguna. Ni siquiera ustedes entienden que solo sigo casada porque los negocios de los Dubois necesitaban las conexiones de su padre. Pero no tiene caso hablar de lo que no podemos cambiar. Estoy consciente que me ven como a una villana, siempre detrás de ustedes con reglas y castigos, pero mi intención... bueno de nada sirven las intenciones. En fin, sobre el problema que hubo será mejor que lo hablen con su padre. Dudo que les diga algo, así que para qué preocuparse.
Por primera vez, Marianne se alejó sin regañarlos, sin advertirles sobre posibles consecuencias que sus acciones tendrían, sin las largas charlas sobre la educación y el honor.
Desde que eran niños habían aprendido Julien y Liz que cualquier castigo que su madre les pusiera, su padre lo quitaba tan pronto como se enteraba. Tanto Julien como Liz sabían que sus padres discutían a menudo, pero oír decir a su madre abiertamente que el suyo era un matrimonio arreglado era difícil de digerir.
Nota: Gracias por acompañarme en esta aventura. Veamos a dónde nos llevan Marianne y Evan.
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Ardiente pasión o la villana decide ser feliz
ChickLitArdiente pasión o la villana decide ser feliz Una villana con sentimientos y un protagonista frío casados por 17 años deciden divorciarse. Un matrimonio gélido arreglado entre familias poderosas. Una relación más de odio que de amor. La villana ha...