Capítulo 26

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No es que Marianne estuviese nerviosa de ver a Dimitri, pero conforme pasaba el tiempo Dimitri se volvía más atractivo, tenía cada vez más ese aire de hombre de mundo. Marianne no pudo evitar pensar en las películas donde el CEO de una compañía transnacional llega y todos sienten su presencia.

Al ver a Dimitri, Marianne pensó que tenía un aire al protagonista de un manga que había leído recientemente. Marianne se sonrojó de tener esos pensamientos, bajó la vista e intentó controlarse, ya que estaba rodeada de su familia y de la familia de Dimitri, claramente no era el lugar para estar haciendo esas comparaciones.

Durante la velada, Dimitri permaneció a su lado y ambos dieron la impresión de ser una pareja armoniosa. Marianne sabía que sus padres estaban felices de que la relación entre ambas familias funcionase.

Dimitri, por su parte, era cortés y educado. Esta actitud ayudó a Marianne a evitar pensar en su prometido como en un protagonista de una novela.

Ya por la noche a solas en su habitación y lejos de las miradas de todos, Marianne dio rienda suelta a su imaginación y pensó que Dimitri fácilmente podría ser el protagonista de una novela de mafia rusa. Se lo imaginaba bajando de un auto lujoso, ataviado con un traje de diseñador hecho a la medida, en una desolada calle de Moscú, con todo esa masculinidad cruda de un mafioso en un romance novelado.

Marianne podía imaginar a ese joven líder poniendo en orden a los más temidos sindicatos criminales para luego ir a una lujosa cena con los políticos más prominentes. Al terminar su ensoñación, Marianne puso su rostro en la almohada.

"Gracias al cielo que nadie sabía cómo imaginaba a Dimitri." -Pensó Marianne mientras intentaba conciliar el sueño.


Ardiente pasión o la villana decide ser felizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora