Capítulo 62

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El mundo en el que vivía Dimitri era glamoroso, sofisticado, lleno de lujo, pero también de ambición y todas las emociones negativas asociadas con el dinero. Desde muy pequeño había escuchado a sus padres hablar acerca de la importancia de convivir con las personas correctas y de comportarse adecuadamente en esos círculos sociales y económicos. Tal vez, en la misma medida sus padres le habían recalcado que muchas de las personas con las que se relacionaría en su vida tendrían intereses ocultos y que querría aprovecharse de él, de su familia y dinero.

Como era algunos años menor, notó los comportamientos que las personas tenían con su hermano. Con bastante frecuencia, Dimitri observó que las personas interesadas se comportaban frente a su hermano de manera amable, mientras que a sus espaldas lo criticaban por mil razones. Estas observaciones aumentaron conforme pasó el tiempo y pudo ver que no solo era con su hermano, sino era un rasgo general.

Pocas, muy pocas personas se habían ganado la confianza de Dimitri, por lo que no era de extrañar que durante un largo tiempo se hubiese mantenido distante de Marianne.

En un inicio, Marianne había sido el medio para un fin. Desde luego, necesitaba en algún momento casarse y nada mejor que comprometerse para observar a su futura esposa. Además estar comprometido, le beneficiaba enormemente, ya que alejaba a todas las chicas que a menudo se le acercaban intentando capturar su corazón y, desde luego, fortuna.

Sin embargo, Marianne había resultado ser una excepción. Aunque les había parecido una chica linda y serena, Dimitri había tardado un largo tiempo en comprobar que realmente era genuina, que no estaba interesada en salir con otros chicos, que no hablaba mal de otras personas, que se dedicaba a sus estudios. Y así, poco a poco, a través de mensajes, correos y llamadas, Dimitri comenzó a comprender que Marianne era la clase de chica que siempre había deseado pero que nunca se había atrevido a soñar.

Conforme pasaba el tiempo, Dimitri añoraba regresar para poder convivir diariamente con ella, para planear un futuro juntos, para tener una relación sincera, estable, duradera.

Así que enterarse de que Evan Grant estaba interesado en Marianne había sido desagradable, saber que estaba aprovechando su accidente para que Marianne se compadeciera de él le resultaba por demás vil. Esa duplicidad, ese engaño era la clase de comportamiento que siempre le había resultado molesto; además, por lo que veía, Evan era la clase de persona que, desde pequeño, Dimitri había evitado.

Y no es que Dimitri dudara de ella, porque Marianne tenía un comportamiento ejemplar, sin embargo dudaba de las artimañas de Evan. 

Ardiente pasión o la villana decide ser felizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora