No estaba prestando atención a mi clase de historia universal. Estaba agotada mentalmente por lo rápido que estaban pasando los días y la cabeza no dejaba de darme vueltas en torno al golpe de realidad que estaba a punto de sacudirme si no pagaba la mensualidad de la universidad...
Mis compañeros no paraban de hablar acerca de sus planes de graduación o sobre que sus padres pagaron la mensualidad, y uno que otro chisme acerca de personas que seguramente no conocía. Todos eran sonrientes, nada en su vida podría dolerles más que su relación terminara o que se les acabara la batería del celular, quisiera tener problemas tan poco graves como esos.
Pero eso era imposible...
Desdé que desperte siento que nada de lo que estoy viviendo es para mí. No es que quiera suicidarme o algo por el estilo, pero me tocó vivir el modo difícil de la vida, el mundo real.
ㅡBien, bien. Ya que todos están poniéndo mucha atención a mi claseㅡNótese el sarcasmo del maestroㅡVoy a dejar una tarea acompañada de un ensayo de 10 cuartillas sobre el libro de su preferenciaㅡTodos resoplaron y las miradas recayeron sobre mi sin motivo aparente.
ㅡ¿Emma también hará ésta tarea?ㅡCuestionó una chica de tez morena.
ㅡPor supuesto, pero a ella solo le pediré 5 cuartillas.
Estaba avergonzada por eso, los tratos especiales de los docentes y el aparente descontento de mis compañeros de clase.
ㅡY-yo también p-puedo hacer las 10 cuartillasㅡMi voz salió demasiado entrecortada...
ㅡEmma es una alumna ejemplar, sin importar sus problemas de salud continúa dando lo mejor de ella. Deberían aprender.
Hice una reverencia de disculpa a todos mis compañeros, sintiéndo toda esa presión social sobre mis hombros. Una lágrima quería asomarse, ya no sabía si era el estrés o la vergüenza...
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Sujeté el libro enorme en el reducido espacio de biblioteca. Esto me hubiera ayudado mucho con mi tarea anterior.
Abrí la pasta endurecida del libro; el color café de las finas hojas gastadas, parecía un lienzo, demasiado bonito para simplemente quedar abandonado en lo más alto de las estanterías de la biblioteca, pero era perfecto porqué así no podrían arruinarlo los descuidados estudiantes. A primera vista solo era una introducción de comillas:
"Dulce, dulce manzanita roja, ¿A dónde ha ido él?, Dulce, oh dulce manzanita roja, Ojalá te pudras en el infierno"
Era demasiado curioso, no rimaba para nada si se trataba de alguna especie de poema, pero era lo de menos porqué amaba la forma en la que el autor describía aquello que según él, tomaba la forma de criaturas interesantes. Estaba muy metida en la inmensidad de las figuras bizarras; aspectos tan extravagantes que harían fácil perderse entre esas sensaciones oscuras que estaban plasmados en las hojas del libro...
