Muchos me llamaban la perra de la mafia.
Nunca descubrimos de dónde salió o el por qué me llamaban así. Podría ser porque era muy fiel, o porque era una grandísima hija de puta.
Prefiero dejarlo al criterio de cada uno.
Soy Betty Cooper, la que da...
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Baby I got issues, but I love myself.
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Está claro que no fuimos a buscar whisky ¿Cierto?
Mark quería hablar conmigo y, ya de paso, cortar esa pequeña discusión.
—Estuve increíble ¿No te parece?— sonreí divertida en cuanto cerró la puerta de la pequeña habitación que se camuflaba detrás de la barra.
—Volviste antes de lo previsto— comentó, ignorándome cómo siempre.
Rodé los ojos.
—No te hagas el sorprendido. Sabía que esos tontos no se iban a callar por más amenazas que hubieran de por medio.
—Si, obviamente me lo dijeron. Pero nadie te esperaba más temprano, incluso sueles quedarte más tiempo del planeado..
—¿Qué? ¿Tenían más cosas indebidas planeadas en mi ausencia? Son unos egoístas, con lo que me gustan las cosas sucias— me burlé.
Me siento muy ofendida.
—Elizabeth, a veces parece que te hubieran criado en los suburbios— negó disgustado.
—Linda y sutil forma de llamarme ordinaria.
Tomé asiento en el colchón y él se quedó de pie frente a mí. Tomó aire y siguió hablando.
—¿Cómo te fue por Italia?
—Bien.
Necesitaba que esa conversación se terminara YA.
—¿Qué era eso tan importante que debías arreglar?
—Asuntos laborales, demasiado aburrido— Mark alzó una ceja.
—¿Por qué no me estás contando todo con detalles?
Amanecimos bravas, ¿Eh?
—¿Por qué me exiges que te los cuente?— refuté.
—No te lo estoy exigiendo, solo quiero saber si estás a salvo o si debo preocuparme— se defendió.
Sonreí divertida.
—Cariño, nadie está a salvo en este mundo. Cada día es un regalo— me burlé.
—Okey, veo que no me dirás nada— se cruzó de brazos.
Bufé y volví a ponerme de pie.
—Mark. Sé que te preocupas...
—Me preocuparía menos si cooperaras.
Ignoré ese comentario.
—...Pero por más que actúe como boba con ustedes, eso no significa que no me tome mi trabajo en serio— acaricié su hombro con suavidad, pero él no movió sus ojos de los míos— De verdad, mi legado y mi familia son lo más importante para mí y mi única prioridad, jamás haría nada para perjudicarlos. Soy bastante inteligente aunque finja ser estúpida— bromeé para alivianar el ambiente.
Asintió una sola vez.
—Lo sé. Lo siento— su expresión sería no flaqueó en ningún momento.
—Te lo contaré todo para que te quedes tranquilo, solo jugaba contigo hace un rato.
Su mirada tomó un brillo curioso y por inercia dió un paso hacia mí.
Le encantaba el chisme aunque lo negara.
—Cambié de proveedor, pero lo investigué de arriba a abajo y de izquierda a derecha, conozco hasta el nombre de su gato. No es una amenaza— afirmé segura. Aunque en realidad no lo estuviera tanto.
—Muy bien.
—Puedo pasarte el archivo si quieres— ofrecí solo para darle el gusto.
—No es necesario. Tienes un buen equipo de trabajo y tú eres inteligente y capaz de decidir por el bien de tus negocios. Confío en ti, solo no me gusta no estar al tanto de tu seguridad.
Aclaré mi garganta, un poco nerviosa de repente.
—¿Lo ves? Deberías confiar más en mí— me reí y pasé por su lado.
—Siempre he confiado en ti, Betty. Te vuelvo aclarar que solo te protejo.
Cuando tomé el pomo de la puerta él volvió a llamarme.
—¿Si?
—Sé que solo es actuación para que todo sea como Jughead quiere. Pero es un poco triste ver cómo te denigras al discutir con una adolescente.
Me reí otra vez y voltee a verlo.
—Denigrarme es lo único que han hecho desde que cumplí los 14 años, ya estoy acostumbrada— sonreí incómoda, pero me recuperé al instante— Vámonos o comenzarán a creer que te he quitado la virginidad— me burlé.
—Ja ja— se acercó y abrió la puerta por mí, tomándose un segundo para bajar su cabeza y pegar su boca a mi oído— Algún día tendrás que tragarte todas esas bromitas— susurró y me hizo cosquillas, pero no me moví.
—Espero que me ayudes con eso— le guiñé un ojo y pasé bajo el umbral para volver con los demás.
—Con gusto lo haría, rubia— susurró tan bajo que casi ni lo oí.
