♔ Capítulo ochenta ♚

68 10 4
                                    

Baby I got issues, but I love myself

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Baby I got issues, but I love myself.

◞───────⊰·•·⊱───────◟

Regresé al privado de los chicos, no puedo asegurar cuanto tiempo habíamos desaparecido con Jughead pero era obvio que había mucha menos gente de cuando nos fuimos.

—¿Dónde se fueron todos?

—Dorian está coqueteando por algún rincón al igual que Fangs. Ivy y tu prima están en la pista de abajo—me informó Mark que había vuelto a trabajar en su computadora.

Tomé asiento entre él y Sweet Pea, quien observaba atentamente la pantalla de su celular.

—¿Tú nunca dejas de trabajar?

Intenté ver que hacía pero me mareé al ver tantas pestañas abiertas en una sola pantalla, así que lo ignoré rápidamente.

—Es lo más entretenido en este momento—respondió simplemente mientras continuaba tecleando.

—Vaya, tu vida es un aburrimiento.

Sweet Pea soltó una risita por mi insulto y continuó con en su celular.

—¿Y tú que tanto haces?—me acerqué solo para descubrir que estaba buscando juguetes sexuales en una página de Internet–. Vaya, demasiada información.

—Te pasa por chismosa—me empujó levemente para que dejara de husmear y cumplí con su petición silenciosa.

Volví a centrarme en mi objetivo principal.

—¿Piensas hacer esto toda la noche?

—Al menos hasta que se acabe la batería.

Acerqué mi boca a su oído, para que Sweet no nos pudiera oír.

—¿Y si te planteo un mejor plan?—murmuré.

Mark no dio indicios de haberme oído, pero sabía que lo había hecho.

—¿Cómo cual?—preguntó en un susurro.

—Tengo una cosa en mi departamento que quiero mostrarte.

Sonrió de costado y posó una mano en mi muslo con el mayor disimulo posible.

—Tienes visitas, en mi departamento nos molestarán menos.

Sonreí victoriosa y cerré la laptop por él. Saqué las llaves de mi apartamento de mi bolso y se las entregué a Sweet Pea.

—Dejaselas a Cheryl cuando la veas.

—¿Ustedes que van a hacer?—nos observó curioso.

—Mark debe ayudarme con unas cosas de mi padre, por favor no le cuentes a tu jefe.

—Su secretito está a salvo conmigo—sonrió con complicidad y nos echó rápidamente. Por supuesto que no nos creyó nada.

En cuanto Mark y yo salimos por la puerta trasera, él habló.

—Sospecho que sabe algo.

Te leyó la mente.

—No me sorprendería que a Ivy se le haya escapado.

Abrió la puerta del copiloto para que pudiera subir y así lo hice, luego él hizo lo propio.

—¿Evelyn lo sabe?

—Puede que a mí se me haya escapado... ¿Está mal?

Encendió el motor y negó con la cabeza.

—Por supuesto que no, supongo que tú confías en ella.

—Lo hago.

El camino hasta su apartamento fue silencioso, finalmente llegamos y yo no aguantaba más las ansias. No entendía porque lo había extrañado tanto, solo quería entrar a su habitación con él.

En el ascensor no pude contenerme más y lo besé.

—Betts, estamos en un ascensor—murmuró cuando comencé a desabotonar su camisa.

—Es tu culpa por vivir en un octavo piso, Moore.

Sin embargo, cuando la puerta de su departamento se cerró con nosotros dentro quien no pudo controlarse fue él.
Mientras nos quitabamos la ropa, solo podía pensar en las posibilidades de que esto se terminara y sentí una punzada en la garganta.

Cuando llegamos a la cama, Mark notó que algo no iba bien conmigo y dejó de besarme el cuello para mirarme a los ojos.

—¿Estás bien? Si no quieres esto solo dilo y me detendré.

Sonreí con pena, era tan dulce y la preocupación en su mirada hacia que mi corazón se estrujara.

—No pasa nada, solo estoy un poco distraída.

Me analizó con esos ojos juzgadores que habían dejado de juzgarme hace mucho y decidió que no debíamos continuar. Alcanzó su camisa del suelo y me cubrió con ella.

—Vamos a acostarnos.

Asentí y gateé hasta alcanzar el inicio de las sábanas, luego me acurruqué debajo de ellas. Mark se recostó a mi lado y me abrazó.

—¿Jughead te dijo o hizo algo que no te gustó?

Hizo lo posible para que la pregunta sonara trivial, pero ambos sabíamos que se moría de curiosidad por saber lo que había sucedido dentro de ese despacho.

—Para nada, de hecho fue muy amable. Hablé con él sobre negocios, Hiram fue el tema principal de conversación... mañana te lo contará todo Jughead.

Mark solo asintió y se dispuso a jugar con mi cabello.

—¿Estás enfadado?

—¿Por qué lo estaría?

—Porque me encerré en una habitación con Jughead— hablé con la obviedad clara en mi tono.

—¿Por qué debería molestarme eso, Betts? Es solo Jughead.

Soltó una risa que me sonó sincera y por fin me relajé, esa era una de sus tantas virtudes: Mark tenía tanta confianza en si mismo que ningún otro tipo podía hacerlo sentir inferior, además de que tenía las cosas claras.

Mi respuesta fue un beso, el beso que quería darle desde que lo había visto, uno sin una pizca de culpa y con muchas pizcas de deseo. Él lo correspondió al instante.

◝───────⊰·•·⊱───────◜

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 13 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

The mafia bitch Donde viven las historias. Descúbrelo ahora