Muchos me llamaban la perra de la mafia.
Nunca descubrimos de dónde salió o el por qué me llamaban así. Podría ser porque era muy fiel, o porque era una grandísima hija de puta.
Prefiero dejarlo al criterio de cada uno.
Soy Betty Cooper, la que da...
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Baby I got issues, but I love myself.
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Desperté con la cabeza pesándome una tonelada y el resto del cuerpo dos más, quería quedarme en cama por el resto de mi triste vida.
La noche anterior, después de la escena del baño, regresé directamente a mí casa —preferí no seguir dando lástima— por lo tanto, no me sorprendí en lo absoluto cuando Mark me llamó por segunda vez consecutiva.
Decidí que no lo ignoraria más y me llevé el teléfono a la oreja.
—¿Qué necesitas tan temprano?
—Son las 10 de la mañana, Betty. No es temprano.
Suspiré con pesadez. Claro, seguro que él ni había dormido por por complacer a papi Moore.
—¿Qué quieres?
—¿Sabías que Jughead está en una relación amorosa con Verónica?
Eso era lo último que me esperaba escuchar un domingo por la mañana.
Joder, lo que me faltaba. Ahora toda la mierda de Jughead iba a recaer en mí.
—¿Por qué te piensas que discutimos tan feo?
—No lo sé, ustedes siempre discuten. Tiene razón.
—Ya no lo hacemos, porque no nos dirigimos la palabra.
—¡Es un idiota!
—Lo sé.
—Quiero matarlo.
—Lo sé. A mí tampoco me faltan ganas.
—Es peor que un niño. Elige el peor momento para meterse con el enemigo. Justo cuando tengo a mi padre respirandome en la nuca.
—¿No lo haz mandado a la mierda?
—¿Cómo voy a mandar a la mierda a mi padre, Betty?
—Me refiero a Jughead— rodé los ojos aunque no podía verme.
También podía mandar a la mierda a su padre.
—¡A él si!—pude oír como se dejaba caer sobre algo— Si mi padre se entera, se reirá de mí por el resto de mi vida. Imagínate, mi único trabajo es mantener alejado al enemigo y el jefe lo mete en la casa y le da la llave.
Sonaba realmente indignado y molesto, algo que ya suponía que pasaría y le había advertido a Jughead. Al final nos demostró todos le importabamos una mierda y media.
Pensé en hacer algo para distraer a Mark, no iba a dejar que se envenenara solo con todo lo que estaba pasando. Terminé sentándome en la cama, con una idea en mente.
—¿Quieres acompañarme a buscar unos papeles a mi antigua casa?
Estaba evitando ir desde que Toni me lo pidió unos días atrás. Después de pensarlo y meditarlo mucho llegué a la conclusión de que no podía hacerlo sola... y Mark necesitaba escapar de sus preocupaciones. Era el plan perfecto.
