♔ Capítulo cuarenta y ocho ♚

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Baby I got issues, but I love myself

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Baby I got issues, but I love myself.

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El rostro de Mark se acercó un poco al mío e inevitablemente mis ojos se enfocaron en sus labios.

Entré en pánico. No íbamos a besarnos ¿Cierto? Eso era completamente absurdo.

—Quiero volver a ser yo frente a todos.

Lo solté sin pensarlo. Ya estaba hecho.

Mark se detuvo en ese momento y me miró desconcertado. Si, eso fue lo necesario para explotar la extraña burbuja que la que nos habíamos encerrado.

—¿Qué?

—Que quiero revelar mi identidad.

Sus manos hicieron un poco de presión en mi cintura.

—¿Por qué?

—¿Por qué no?—pregunté nerviosa— ¿Qué tan malo podría ser?

No noté que estaba prácticamente encima de él, hasta que me depositó de nuevo en mi lugar.

—¿A qué viene esta decisión tan repentina?— se cruzó de brazos, volviendo a ser el Mark de siempre.

Me acomodé mejor y tomé aire.

—Hoy vino Dorian de visita... y hablamos del tema.

—Osea que la idea fue de Dorian...—ni siquiera lo preguntó, de alguna forma ya lo sabía.

—Él me lo pidió— le dí la razón—. Luego de que se fue, lo pensé muchísimo... y llegué a la conclusión de que el ocultar mi identidad nunca fue mi decisión. Primero se le ocurrió a papá, después a FP y yo, por alguna razón, les hice caso a ambos. Nunca estuve cómoda con ello.

—Pero sabes que así te mantienes a salvo.

—¿A salvo en el bajo mundo? Esa es una idea ridícula que no sé a quien se le ocurrió— suspiré— es más un acto de cobardía que de protección.

Mark se mantuvo pensativo durante un rato, ni siquiera me miraba. Supe que su cabeza estaba yendo a mil por hora en ese momento.

—¿Y para que me consultas? Parece que ya has tomado una decisión— habló finalmente.

Su tono de voz se había vuelto cortante, como el Mark que había dejado de ser conmigo hacía un tiempo.

—Aún no lo he hecho— sentí la necesidad de aclarar—. Quería saber tu opinión, porque es muy importante para mí.

La última frase logró que sus hombros se relajaran un poco.

—Pienso que no es el momento. Esa es mi opinión.

—¿Entonces cuando lo será?— tomé sus manos, lo sentía un poco reacio a mí— Honestamente estoy harta de fingir ser alguien que no soy, estoy harta de ser tratada como una zorra inútil. Quiero ser yo misma y hacerme cargo de mis obligaciones tranquilamente como la jefa de la mafia italiana.

Sus manos hicieron presión en las mías, la impotencia era clara en sus ojos.

—Tengo miedo de los riesgos de tu decisión. No sabes cuantos enemigos te hiciste en este tiempo de incógnita.

—¿Tienes miedo?— pregunté confusa.

—Eres muy importante para mí, Betty. Todos lo son. Odiaría que te pase algo.

—El riesgo siempre está— me encogí de hombros— pero confío en mis empleados y en mi jefe de seguridad.

—Tu jefe de seguridad es un inútil.

—¿Por qué dices eso?

Rodó los ojos, como si no hicieran falta las explicaciones.

—Permitió que la seguridad de la central de Venecia fuera burlada. Yo no confiaría tanto en su competencia.

Fruncí el ceño y tiré levemente de sus manos.

—¿Tú como sabes eso? No se lo conté a nadie.

—Parece que te olvidas de quien tienes en frente. Si yo quiero saber algo, puedo hacerlo con una llamada— alardeó.

—Oh, cierto que estoy hablando con el gran jefe de seguridad de la mafia neoyorkina— me burlé— Nadie es tan bueno en su trabajo como él.

—No seré el mejor, pero soy mejor que tu empleaducho— sonrió orgulloso.

Entrecerré los ojos y sonreí desafiante, me acerqué un poco a él.

—Deja de meterte en mis asuntos y de investigar a mis empleados.

—¿O qué?— imitó mis gestos.

—No quieres saberlo.

Soltó mis manos para tomar su celular que habia comenzado a sonar.

—¿Si?—atendió bajo mi atenta mirada— ¿Es urgente?— reconocí la voz de Jughead—No me jodas, Jughead— luego de unos segundos más, rodó los ojos— Bien, ya voy.

Colgó y guardó el celular de nuevo en su bolsillo trasero.

—¿Pasó algo?—pregunté haciéndome la tonta.

—Sé ha enterado que vine a visitarte y está enfadado, porque quiere que todos estemos en tu contra. Emplea el argumento de que es el jefe para ordenarnos que nos alejemos de ti.

Parecía molesto con la situación.

—Vaya— jugué con mis manos—¿Le harás caso?

—¿Desde cuándo le hago caso a Jughead por algo más que trabajo?—preguntó incrédulo—Solo voy porque surgió un tema con los invitados de Dorian, algunos tienen problemas con Jughead.

—Bien... entonces supongo que te veré luego.

Ambos nos pusimos de pie y lo acompañé hasta la puerta. Se colocó su chaqueta y volteó para verme.

—Nos vemos.

—Adiós, Mark.

Dejó un beso en mi mejilla y desapareció por las escaleras.

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The mafia bitch Donde viven las historias. Descúbrelo ahora