♔ Capítulo sesenta y tres ♚

76 16 1
                                    

Baby I got issues, but I love myself

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Baby I got issues, but I love myself.

◞───────⊰·•·⊱───────◟

Atravesé la puerta trasera de la cocina, así como también el gran jardín y la entrada del gimnasio.

Ese era el lugar donde más recuerdos tenía, allí había conocido a los chicos y había pasado la mayor parte de mi tiempo al crecer. Allí aguardaban todas mis armas de combate y todas mis técnicas aprendidas.

Pasé de largo la puerta de metal que daba a la sala de tiro y me dirigí directamente al centro del lugar donde estaba la zona de lucha, más allá se encontraba toda la maquinaria de ejercitación.

Todo era un desastre como siempre. Levanté unas colchonetas que los chicos habían dejado tiradas en si entrenamiento de más temprano y las acomodé en un rincón, hice lo mismo con las varas que usaban para la lucha cuerpo a cuerpo.

Ellos continuaban entrenando en el gimnasio, yo había dejado de hacerlo con el tiempo. Finalmente me conformé con salir a trotar y levantar algunas pesas.

Cuando estaba terminando de colocar la última vara en su sitio, la puerta a un costado de mí, que daba al baño, se abrió. Ví salir a Sweet Pea que se quedó petrificado al verme allí parada y simplemente acomodando. Mi presencia en ese lugar era sumamente extraña.

—Si hay olor en el baño es porque Fangs estuvo antes que yo—terminó de cerrar la puerta y se apoyó despreocupadamente en la pared.

—Vaya, te mandaste al frente solo porque no planeaba ni mirar la puerta del baño.

—Fue Fangs, se fue hace un rato—recalcó.

—Claro, lo entiendo.

Me alejé de allí y volví al centro seguida de mi amigo, nos detuvimos y observamos nuestros reflejos en el espejo gigante que cubría toda la pared. Él, para burlarse de mí y aprovechando su altura, apoyó su codo en mi cabeza y sonrió divertido.

—No hagas eso—demandé y me lo quité de encima.

Soltó una carcajada y se colocó de costado al espejo para verme a mí, yo hice lo mismo para enfrentarlo.

—¿Recuerdas la cantidad de veces que te he ganado aquí?

—Habrán sido 4 o 5 de las miles de luchas en las que nos hemos enfrentado—me crucé de brazos.

—Podrían ser 6 si aceptas luchar ahora, aunque tendrás que quitarte los taquitos.

—Espero que hayas traído un botiquín, porque lo necesitarás mucho cuando termine contigo.

Ni siquiera me quité las botas, me coloqué en posición de ataque y Sweet hizo lo mismo.

Cuando estuvo a punto de lanzarse sobre mí, hablé.

The mafia bitch Donde viven las historias. Descúbrelo ahora