Muchos me llamaban la perra de la mafia.
Nunca descubrimos de dónde salió o el por qué me llamaban así. Podría ser porque era muy fiel, o porque era una grandísima hija de puta.
Prefiero dejarlo al criterio de cada uno.
Soy Betty Cooper, la que da...
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Baby I got issues, but I love myself.
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Bajé casi corriendo del auto y me encontré de frente con un torso ancho, subí la mirada y me encontré con esos ojos azules que siempre me juzgaban.
—Solo llegué 5 minutos tarde y además, no sé qué haces aquí— me expliqué de antemano.
Pasé a Mark por un lado para sacar mi maleta del maletero, él me siguió de cerca. Por supuesto que tenía dudas.
Y que no le incumbian.
—¿Por qué hay un tipo que trabaja para la seguridad del gobierno montado en ese jet?— preguntó directamente.
No me sorprendía para nada que ya lo hubiera investigado. Si no lo hubiera hecho, no sería Mark.
—Esos son temas laborales de la mafia italiana que no te incumben— le sonreí dulcemente y caminé hasta la bodega del avión. Él, obviamente, continuó siguiendome de cerca.
—¿Tienes problemas con la seguridad? ¿Por qué no me lo dijiste? Podría haberte ayudado, y no le deberías un favor a nadie.
—No era necesario, tengo todo bajo control. Además, él me debe un favor a mí.
—¿Cómo te aseguras que es de confianza?
Tantas preguntitas me estaban poniendo más nerviosa de lo que ya estaba antes de llegar a la pista.
—Él no me da confianza, saber que morirá si me traiciona es en lo que confío— suspiré— ¿No deberías estar en el bar o torturando a alguien?
—Quería confirmar que estuviera todo en orden.
—Lo está. Aunque no lo creas, puedo sola— solté, un poquito exhausta de estar siempre bajo su lupita juzgadora.
—Pero, aunque puedas, no tienes que hacerlo todo sola.
Le entregué mi valija al piloto y volteé para mirarlo.
—Mark, disculpa que te lo diga así, pero no trabajas para mí, trabajas para Jughead, así que preocúpate por salvarle el culo al inconsciente de tu jefe y déjame ocuparme tranquila de mis asuntos.
Okey, quizás fui brusca, pero, en mi defensa, no estaba siendo una buena noche.
Mark solo se quedó en silencio, observandome. Comenzaba a sentirme culpable.
—Oye, lo sien…
—Tienes razón. Solo trataba de cuidarte, porque eres mi amiga. Me equivoqué.
Dí un paso hacia él, pero él retrocedió. Ese simple acto me dolió más de lo que debería haberme dolido.
Joder ¿Por qué era todo tan difícil?
—Mark…
—Está bien Betty, no volveré a meterme en tus asuntos. Que tengas un buen viaje.
