♔ Capítulo setenta y siete ♚

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Baby I got issues, but I love myself

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Baby I got issues, but I love myself.

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Un día antes de tomar un avión hacia New York, llegué a solucionarlo todo.

Junto a Kevin logramos llegar a un acuerdo con la Corte Británica. Propuse un punto de encuentro, el cual aceptaron gustosamente dejando de insistir con que me entregara. Supuse que se creian más inteligentes que yo.

Logré convencer a Cheryl de que dos valijas eran más que suficientes en lugar de cuatro. Ese era un logro merecedor de una medalla.

Y por último, tomé la decisión dejar ir a Chadwick con un mensaje muy claro: su jefe debia contactarse conmigo, sin intermediarios, para llegar a un acuerdo o para acabar con él, dependía de cuan aburrida estuviera ese día.

Así que una vez que mis hombres se encargaron de dejar varado a mi visita en algún lugar cualquiera, o eso quería que él pensara, tomé rumbo a mi pista privada junto a mí prima.

—¡Estoy muy emocionada!—chilló Cheryl por quinta vez.

Dejé de enviarle mensajes a Ivy para inclinarme entre los asientos delanteros y poder hablar con mi chófer.

—¿Falta mucho para llegar?

—En 10 minutos estaremos allí, señorita.

Asentí y busqué el contacto de uno de los guardias que nos esperaban junto al avión.

—Señorita Cooper ¿En qué la puedo ayudar?

—¿Ya chequearon las condiciones para volar?

—Si, está todo en orden.

—Perfecto, nos vemos en unos minutos.
Colgué sin esperar respuesta y me giré hacia mi costado para ver a Cheryl.

—Ya está todo listo para que viajemos, así que cálmate porque no te voy a aguantar más de dos horas en un avión chillando.

Mi prima inmediatamente puso su mejor expresión de ofendida y se cruzó de brazos.

—Que gruñona estás hoy.

—Tengo muchas preocupaciones en la cabeza—fue mi única y vaga explicación.

Ella decidió que lo mejor era ignorarme y se puso a mirar por la ventanilla hasta que llegáramos a destino.

Teniendo la suerte de mi lado, en cuanto tomamos asiento en el Jet, Cheryl cayó en un profundo sueño que duró hasta el aterrizaje en New York.

Para nuestra suerte, ese día no estaba nevando, así que no se nos dificultó para nada nuestro viaje a mi apartamento.

Nadie sabía que había regresado, exceptuando a Fangs —mi cómplice— e Ivy —mi mejor amiga que no se hablaba con ninguno del grupo, excluyendo a su novio—. Mi idea era que nadie fuera a molestarme hasta que nos pudiéramos asentar y relajarnos por, al menos, medio día. Luego de eso tenía muchas cosas de que encargarme, personas con las que dialogar y relaciones que reparar.

Sin embargo, mis deseos no se hicieron realidad, porque media hora después de estar acomodando mi ropa en mi armario alguien golpeó la puerta con mucho ímpetu.

Arrastré los pies hasta la entrada y abrí la puerta, encontrándome con Dorian del otro lado.

Él me abrazó efusivamente, pero yo solo alcé una ceja para nada sorprendida de encontrarlo allí.

—¿Tú cómo sabes que regresé?—pregunté pensando en 10 maneras diferentes y creativas de asesinar a Fangs Fogarty.

—Ivy me lo dijo—explicó mientras me apretujaba más fuerte, dejándome sin oxígeno.

Estaba a punto de negar y decirle que mi Ivy no sería capaz de mandarme al frente cuando oí su voz a un lado. La miré de reojo y ahí estaba ella con su mejor expresión de cachorrito callejero.

—Lo siento, necesitaba que alguien me trajera y Sweet está entrenando.

Dorian finalmente me dejó ir y mi mejor amiga pasó a ocupar su lugar, a ella si pude devolverle el abrazo porque no tenía tanta fuerza como para encarcelarme en sus brazos.

—¿Y no había mejor opción que la persona menos sobria del grupo?

El menor de los Jones me observó con la indignación plasmada en su rostro.

Hoy es día de ofender a todos.

Ivy se encogió de hombros y me dejó ir.

—Es el que mejor me cae—se excusó—. Además tiene muy buenos reflejos al volante.

—Voy a ignorar la sorpresa en tu voz—comentó él por ahí atrás.

Sonreí, definitivamente estaba de nuevo en New York.

El ruido de los tacones chocar contra el suelo era inconfundible, entonces me volteé para ver llegar a mi prima.

—¿Por qué tanto alboroto?—preguntó con sus brazos en jarra—. Ah, ya veo.

Dorian se encogió en su lugar, le temía después de la fiesta en su cumpleaños por el regaño que se llevó al haber hablado de más.

—¡Cher! Mira, tengo que presentarte a alguien—arrastré a Ivy hasta donde estaba mi prima, Dorian nos siguió, muy cautelosamente, cerrando la puerta detrás de él—. Ella es Ivy, mi mejor amiga y la novia de Sweet Pea. Yo fui su casamentera... Ivy, ella es Cheryl, mi prima, te he hablado de ella.

Cheryl inmediatamente sonrió e Ivy la observó con timidez, claramente intimidada. Sin embargo, mi prima solo se acercó y la abrazó por los hombros.

—Es un gusto conocerte, Ivy, he oído solo maravillas de ti.—se inclinó para susurrarle en el oído, lo suficiente fuerte para que todos la oyeramos—. Te aconsejo que no te juntes con los Jones, tienen mala reputación por cagarla cada vez que pueden.

Con eso se la ganó, Ivy soltó una risita. Estaban claramente de acuerdo, a ninguna le caía bien Jughead y eso las iba a unir... probablemente en mi contra, porque no les iba a gustar para nada la decisión que había tomado.

—Lo tendré en cuenta—respondió mi amiga y finalmente le correspondió el abrazo.

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The mafia bitch Donde viven las historias. Descúbrelo ahora