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Varios días después, Noah se encontraba fuera de escuela con su teléfono en mano esperando impaciente que llegaran por el.

Minutos más tarde, rodó los ojos viendo el auto acercarse, cuando se estacionó subió rápidamente.

Se sentó colocándose el cinturón y dejando su mochila en sus pies, no dijo absolutamente nada y solo miró a la ventana.

Sus dedos jugaban entre sí nerviosos, y solo pegó un brinco cuando una mano tomó su mentón volteándolo bruscamente.

—¿no piensas saludarme?—habló molesto.

—Eddie estoy cansado...—murmuró.

—y me importa una mierda, soy tu novio y tienes que saludarme como corresponde.

Noah sintió los labios del mayor posarse sobre los suyos, empuñó los ojos por la repentina acción, sin embargo no correspondió el beso, solo se quedó ahí, inmóvil.

Eddie se separó de él y sin mirarlo comenzó a manejar hacia su departamento.

Cuando llegaron, Noah suspiró bajándose del auto, honestamente no quería estar ahí, pero se lo había prometido al mayor.

Entraron juntos al departamento, aquel que Noah ya conocía a la perfección, dejó su mochila en el sillón y se dirigió a la cocina, sacó dos sopas instantáneas de la alacena y las preparó, una vez estuvieron listas, le entregó una a Eddie y él se quedó con la otra.

—¿quieres salsa?

—no.—respondió cortante.

Noah suspiró y se sentó frente a él en la barra.

—¿como te fue hoy?—preguntó tratando de destensar el ambiente.

—normal, mucho trabajo ¿a ti?

—oh, bien, saqué 100 en mi proyecto de física.—sonrió orgulloso.

—genial—Eddie ni siquiera lo miró.

—aam ¿tienes jugo?

—si, tómalo.

Noah se levantó y se dirigió al refrigerador sacando el jugo de manzana.

—¿quieres?

—si.

Noah sirvió dos vasos con jugo, lo devolvió a su lugar y se dirigió a la barra dejando el suyo frente a él y colocando el otro en el lado de Eddie, pero antes de que el vaso tocara la superficie, resbaló de su mano dejando caer el líquido encima de Eddie.

—¡Noah!—exclamó poniéndose rápidamente de pie.

—¡mierda perdón!—se levantó yendo por un trapo, se acercó al mayor y trató de secarlo, pero Eddie lo tomó por ambas muñecas fuertemente haciéndolo jadear.

—¡¿eres idiota?!

—a-ah, E-Eddie, me d-duele...—dijo con la voz ahogada, sus ojos estaban muy abiertos, nunca había visto a Eddie así, no era la primera vez que le gritaba, pero nunca lo había insultado, y era la primera vez que lo lastimaba... además de la vez de la fiesta.

—¡mira lo que hiciste! ¡Límpialo!—lo soltó empujándolo haciendo que casi cayera al suelo.

—s-si...—se agachó con el trapo secando el líquido del suelo.

Eddie negó con la cabeza y se dirigió a su cuarto para cambiarse la playera, cuando regresó, Noah estaba sentado con la cabeza gacha, el piso ya estaba seco.

—lo siento...

—cállate y come.

Después de eso, Noah no volvió a decir palabra alguna, quería irse, estaba asustado, solo quería regresar a casa. Sus ojos viajaron al lugar donde Eddie lo había tomado antes, ahora había marcas de dedos en sus muñecas, no podía permitir que sus padres vieran eso o se volverían locos.

El Príncipe | Gay |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora