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Prince se acostó del lado derecho de la cama dejando a Dante acomodarse en el izquierdo, ambos se taparon con la cobija acurrucándose cada uno en su lado.

—gracias por dejarme dormir aquí.—murmuró Dante mirando al techo, Prince lo miró y le sonrió.

—no, yo soy el que debería de estar agradecido contigo, has hecho demasiado por mi.—dijo haciendo que Dante lo mirara de vuelta.—gracias por aceptar quedarte, a veces me cuesta estar solo en casa.

—¿en serio? A mi me encanta mi soledad, digo... estar solo, no sentirme solo... pero no me malinterpretes, tu compañía me gusta.—sonrió mostrando sus dientes.

—y a mi la tuya... ¿sabes? Siempre me guardo mis cosas para mi mismo, no me gusta contar cuando la estoy pasando mal por miedo a abrumar o molestar a los demás, pero a veces llego a ese límite en el que no puedo cargar más con todo yo solo y necesito hablarlo con alguien.

—lo entiendo, pero oye, siempre que necesites hablar con alguien, aquí estoy, puedes decirme lo que sea, no me abrumarás o molestarás, me gusta escucharte... escuchar a los demás, a todos, si...

—gracias Dante, estoy seguro de eso, me has ayudado tanto que ni siquiera se cómo agradecerte.

—no tienes que hacerlo, lo hago con todo gusto, siempre que me necesites ahí estaré.

Prince no dijo por varios minutos mientras volvía a mirar el techo.

—¿por qué?—preguntó cuando por fin volvió a hablar, Dante lo miró y Prince lo imitó encontrándose con sus ojos.

—¿por qué qué?

—osea, ¿por qué me ayudas tanto?

—a-ah, bueno... cuando te conocí la verdad creí que serías uno de esos chicos fresas y delicados que no pueden hacer nada por si mismos... no digo que sería malo si lo fueras, pero cuando quisiste golpear a Mik, demostraste que no te dejarías amedrentar por cualquiera, eres... algo diferente a lo que creí, pero a veces siento que la gente intentará aprovecharse de ti y... no me agrada eso, así que, si...

Prince sonrió de forma tan adorable que Dante se quiso morir.

—gracias Dante, mi intención no era hacer amigos en Lincoln pero Harper me llevo hacia ustedes, y... eres un buen amigo.

Y de nuevo quiso morir, solo que esta vez por razones completamente diferentes.

—s-si, tu también eres buen... amigo.

Esa noche no llovió...

[👑]

Al día siguiente por la mañana, Dante se despertó solo en la habitación celeste, parpadeo varias veces tratando de acostumbrar sus ojos al despertar, estiró su cuerpo soltando un gemido de gozo, había dormido como un bebé.

—¿Prince?—una vez pudo abrir sus ojos completamente se dió cuenta de que el rubio no se encontraba en la cama, se levantó yendo al baño para ponerse la misma ropa que traía el día anterior.

Se remojó la cara para despertar un poco más y se tomó la libertad de tomar un poco de pasta de dientes para al menos enjuagarse la boca haciendo gárgaras.

Salió del baño y tomó su teléfono dudoso en salir de la habitación o no, pero claro que no podía quedarse ahí para siempre, tenía que confirmar que Prince estuviera en casa, por lo que tomó valentía y salió de la habitación cerrando la puerta, bajó las escaleras lentamente y se dirigió a la cocina, donde se sintió chiquito al sentir la mirada de un hombre y una mujer sobre el.

El Príncipe | Gay |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora