One Shots ★ JᴇᴏɴɢMɪ ©

Mi mujer.

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Mansión J-Line 7:18 p.m.

A eso de las nueve de la noche en la Mansión de la J-Line, tendrían una fiesta por el casamiento de una de las tres chicas de aquel gran hogar.

Hirai Momo. Su hermana mayor.

Así que a estás horas cada quien se estaba arreglando por su lado.

Por ejemplo Mina, que apenas acaba de salir de bañarse y, aún seguía en ropa interior. Pensó que aún era temprano, así que optó por ponerse la bata, pero se vio interrumpida por el ruido de la puerta abriéndose.

Era Yoo Jeongyeon, su guardespaldas que la acababa de conocer hace unas cuatro semanas atrás, pero entre ellas ya habían pasado muchas cosas.

Y que aunque solía negarse, le fastidiaba admitir que si sentía algo más por su guardespaldas. Y no esta de más decir que en una ocasión se lo habia hecho saber...

─ ¡Hey! Toca la puerta ─ le dijo a su guardespaldas que ya hacia adentro de la habitación.

─ Quiero ver los papeles del ejército ─ ignoró lo dicho por Mina, y le dijo firme estirando su mano en espera de las hojas.

─ ¿Ahora? Estoy desnuda ─ le contestó terminado de atar el nudo a su bata.

─ No estás desnuda, estás en bata y no te estoy viendo. Dame los papeles ─ volvió a repetir con voz firme y aún seguía con la mano extendida.

Mina no tuvo de otra más que dárselos. Así que fue a su pequeño buro y sacó los papeles.

Se los entregó y Yoo empezó a ojearlos. Mina la observaba cruzada de brazos.

─ Oye ─ habló su guardespaldas rompiendo el silencio. ─ Esto es un entretenimiento muy riguroso. ¿Lo leíste? ─ cuestionó volteando a verla.

─ ¿Qué acaso piensas que no se leer? ─ le respondío, ─ Es un entretenimiento que transforma a los civiles en soldados ─ mencionó.

─ Pero, es que son nueve semanas ─ expresó y volvió a ojear los papeles.

─ Ajam! ─ fue lo único que articuló, para luego irse en dirección a lo que era su armario.

Yoo solo la vio de reojo, luego volvió su vista a las hojas y comenzó a leer en voz alta.

─ Te van a entrenar en combate cuerpo a cuerpo, manejo de armas... Rapel, que por sino lo sabes es descenso en roca... ─

Se escucharon los pasos de Mina quien ahora llevaba sus manos alrededor del vestido aún no abrochado, se puso frente a ella y le dijo:

─ Y después se pone el entrenamiento a prueba. Al navegar el curso de infiltración nocturno ─ le informó.

Yoo volteó a verla.

─ Lo que menos tienes es cara de soldado ─ le dijo y solo escucho la sutil risa de Mina.

Quien luego volvió a hablar.

─ Pues no te dejes guiar por las apariencias. Te puedo sorprender ─ le afirmó.

La coreana dio un paso al frente quedando cerca de la castaña.

─ ¿Más? Soldado Myoui ─ murmuró casi muy cerca de su rostro.

Mina no le respondío, así que Yoo decidió salir.

─ ¡Los papeles! ─ gritó, pero al parecer Yoo no la escuchó.

No quiso seguirla porque ya traía puestos los tacones y no eran su fuerte, así que mejor se quedó en su habitación para terminar de alistarse.

Unos 15 minutos después, seguía peleando consigo misma para subir la cremallera de su vestido. Pues sus manos no alcazaban la parte trasera de éste, giraba y giraba pero seguía sin poder conseguirlo.

─ ¿Problemas? ─ escucho desde la puerta de su habitación.

Se giró y ahí estaba de nuevo, Yoo, quien traía los papeles, pero en ese momento fue lo que menos le importaba.

─ Tss...─ chisto, ─ ¿Me ayudas? ─ volteó a verla.

─ ¿A ponerte el vestido ó a quitártelo? ─ preguntó adentrándose a la habitación.

Mina suspiró y le respondío.

─ A lo que tú quieras... Aunque sabes que prefiero lo segundo ─ sonrío sutilmente.

Yoo se acercó a ella puso sus manos en su cintura y la giró suavemente, tomó la cremallera del vestido y lo subió. No era lo que Mina esperaba, pero por otro lado, agradecía por la ayuda de cerrar su vestido.

Yoo otra vez iba de salida, no sin antes dejar los papeles. Pero algo la detuvo y casi corriendo regresó a lado de Mina.

La abrazo por detrás y recargo su cabeza con la de la japonesa.

─ Si realmente te quieres ir al ejército y realmente te gustó tanto como dices... No te vas a ir siendo una niña ─ puso una de sus manos sobre la cremallera y lo bajo, para luego continuar hablando, ─ Te vas a ir siendo una mujer...─

Yoo la giró quedando una frente a la otra y terminó su frase.

─ Mi mujer ─ susurró para luego besarla en un ansioso y a su vez apasionado beso.

Sin duda esa fue la mejor noche de Mina, noche en la que se convirtió en la mujer de Yoo, su guardespaldas...

Fin.
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