²Pijamada.

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Jeongyeon y Mina habían sido amigas desde la primaria, y ahora, como adolescentes en su tercer semestre de preparatoria, seguían siendo inseparables.

Mina siempre había sido tímida, reservada, pero cuando estaba junto a Jeongyeon, algo en ella cambiaba. La coreana tenía una manera especial de hacerla sentir cómoda, sacando su lado más extrovertido; Mina bromeaba, reía con sus amigos y hablaba mucho más de lo habitual, era como si desatara una versión de ella que solo existía cuando estaban juntas.

A pesar de su cercanía, ninguna de las dos había considerado que su amistad pudiera ser algo más. Sin embargo, sus amigos lo veían de forma diferente, estaban convencidos de que entre ellas había algo más, algo que quizás ni siquiera ellas habían reconocido aún.

... 🌤 ...


Como todos los viernes, después de salir temprano de clases, el grupo se dirigió a las canchas. Solían correr carreras, jugar fútbol o simplemente echar relajo. Esta vez, estaban esperando a Jeongyeon, quien se había quedado reclamándole a la profesora de Historia por su calificación. Estaba segura de que tenía todos los apuntes en orden.

Mientras esperaban, un chico del salón de al lado se acercó al grupo, en especial a la japonesa. Ambos se alejaron un poco para conversar. Mina no notó nada raro; para ella, solo era una charla amistosa. Lo que no se daba cuenta era que el chico estaba claramente coqueteando con ella, asumía que él solo quería ser su amigo.

Los demás del grupo lo observaban con expresiones serias, lanzándose miradas entre ellos y uno de ellos murmuró entre dientes:

― ¿Y este quién fregados es?

― ¡Llegué, tontos! ― anunció Jeongyeon, sentándose en las gradas de manera despreocupada.

― Hola, Je...

― ¿Y Minari? ― interrumpió rápidamente, sin prestar mucha atención al saludo.

Uno de sus amigos simplemente señaló con la cabeza hacia donde Mina estaba, conversando con el chico. Jeongyeon siguió la dirección que le indicaban y no pudo evitar observar atentamente lo que ocurría.

― ¿Quién es ese? ¿Minari lo conoce?

― No... parece que apenas se están conociendo... ― respondió su amigo.

― Tss... sí, conociendo, claro ― murmuró Jeongyeon con una leve sonrisa sarcástica.

No era que estuviera celosa, claro que no. Solo quería proteger a su amiga de cualquier idiota que pudiera lastimarla. La simple idea de ver a Mina con el corazón roto era insoportable para ella.

― Ya vengo ― dijo de repente, levantándose de un salto.

Caminó hacia Mina y el chico con pasos decididos, sin admitir para sí misma que algo en su pecho se revolvía. Al llegar, pasó sus brazos por la cintura de Mina y la atrajo hacia ella de forma posesiva, sin despegar la vista del chico.

― ¿Interrumpo algo? ― preguntó Jeongyeon con un tono casual, aunque sus ojos brillaban con una mezcla de advertencia.

― Jeongyeon-ie, te estábamos esperando ― le dijo Mina con su habitual dulzura, ajena a la tensión que acababa de surgir.

El chico retrocedió un paso, notoriamente incómodo. La confianza con la que Jeongyeon se acercó hizo que su entusiasmo se desinflara de inmediato.

― No, no... yo ya me iba ― tartamudeó el chico, intentando disimular su desconcierto. Miró una última vez a Mina y se despidió con una sonrisa forzada antes de marcharse.

Mina observó al chico alejarse, luego giró hacia su amiga con una expresión entre divertida y curiosa.

― ¿Qué fue todo eso?

 One Shots ★ JᴇᴏɴɢMɪ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora