²Anestesiada.

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Jeongyeon estaba casada con Myoui Mina, una increíble mujer japonesa nacida en Estados Unidos.

Se habían conocido años atrás en Suwon, Corea del Sur, cuando ambas estudiaban odontología. Aunque Jeongyeon decidió abandonar la carrera a los dos meses para seguir otro camino, su relación no se desvaneció. Seguían en contacto, saliendo9 de vez en cuando, fortaleciendo una amistad que, con el tiempo, se transformó en algo más profundo. Después de varios años como pareja, decidieron casarse. Ahora vivían en Miami, donde Mina había heredado un consultorio dental de su padre, lo que les permitió establecerse allí.

Pero dejando el pasado atrás, volvamos al presente...

Jeongyeon llevaba días con un dolor en la "mejilla", pero no se lo había mencionado a Mina. Decidió que ya era hora de hacerlo.
...

La japonesa estaba en la cocina, preparando su café matutino.

― Hola, amorcito ― saludó Jeongyeon con voz suave al entrar.

― Hola, Jeong ― respondió Mina de manera casual.

― Uy, ¿así de fría? ― replicó Jeongyeon, haciendo un puchero.

Mina soltó una pequeña risa y se giró hacia ella.

― Hola, amor de mi vida, mi alma gemela, mi universo. ¿Cómo amaneció la princesa? ¿Quieres leche con panecito o prefieres galletitas?

Aunque Mina no solía ser demasiado expresiva, su sentido del humor encantaba a Jeongyeon. Compartían un humor peculiar que otros tal vez no entendieran, pero para ellas era perfecto.

― ¡Dios, qué cursi! Casi me haces vomitar, Myoui ― bromeó Jeongyeon mientras se acercaba para abrazarla por la cintura.

― Bueno, entonces seguiré siendo seca ― dijo Mina, manteniendo su tono juguetón.

― No, no, no te creas, mi amor ― respondió Jeongyeon rápidamente, apretándola un poco más.

Mina se quedó paralizada mirando a Jeongyeon, sus ojos, esos que tanto amaba contemplar cada mañana al despertar. Al fijarse con más atención, notó algo diferente en su rostro, una ligera hinchazón que le preocupó de inmediato.

— Jeong, ¿te inyectaste algo? — preguntó, sin poder evitarlo.

— ¿Inyectarme? No, ¿por qué? — Jeongyeon frunció el ceño, algo confundida—. Ah, ¿es por lo hinchado del lado izquierdo?

Mina asintió con preocupación.

— Justo de eso quería hablarte... Me ha estado doliendo la mejilla desde hace unos días.

— ¿La mejilla? — Mina la miró más detenidamente, su expresión se tornó seria—. Yoo, ¿no será la muela del juicio?

Jeongyeon hizo una mueca, encogiéndose de hombros.

—No lo sé, no creo...

— Yoo, ¿hace cuánto que no vas al dentista? — insistió Mina, acercándose para examinarla mejor.

— Mmm... no recuerdo, el Sr. Wilson ha tenido su consultorio cerrado desde hace un tiempo.

— ¿Y por qué no me dijiste nada? Sabes que puedo conseguirte una cita fácilmente ― replicó Mina, con un toque de frustración en su voz.

— No quería molestarte, amor. Has estado tan ocupada con tu agenda, no quería ser una carga — dijo Jeongyeon, con una sonrisa suave, pero cansada.

Mina suspiró, dejando escapar un suspiro de exasperación.

— Soy tu esposa, Yoo. No me molestas con estas cosas. Puedo hacer tiempo para ti siempre, cuando lo necesites, cuando quieras — respondió, con un tono de firmeza pero también de ternura.

 One Shots ★ JᴇᴏɴɢMɪ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora