One Shots ★ JᴇᴏɴɢMɪ ©

Please let me go.

─ ¡Hola, bonita! Ya estoy en casa ─ anunció Yoo con una sonrisa, colgando su abrigo y bufanda en el perchero.

Se encaminó hacia la cocina, donde decidió recalentar algo de comida guardada en el refrigerador.

─ ¿Miguri, tienes hambre? ─ inquirió mientras ponía a hervir agua.

─ ¡Sí, bajo en un momento! ─ respondió Miguri.

─ Perfecto, te espero entonces ─ dijo con alegría.

Preparó la mesa con dos platos y los cubiertos necesarios, tal como solía hacerlo. Un rato después, ambas disfrutaban de la cena, mientras Jeongyeon compartía cómo había sido su día.

─ Hoy llegó una nueva colega al trabajo, y me asignaron la responsabilidad de enseñarle todo sobre nuestra área. Te prometo que ha sido una experiencia agotadora. Parece complicarlo todo innecesariamente. Le expliqué las cosas más de tres veces, cariño ─ lamentó, frunciendo el ceño. ─ ¡Ah, y otra cosa, me ascendieron de puesto, aunque todavía tengo que seguir trabajando en la misma área... ¿No te emociona, Minari?

─ ¡Oh, Jeongie! Eso es estupendo, realmente te lo mereces. Eres increíble ─ respondió Minari con alegría.

─ Gracias, amor ─ dijo Jeongie, aunque su tono no reflejaba plena felicidad.

─ ¿Hay algo más que te preocupa? No pareces completamente feliz, ¡te ascendieron! Siempre habías deseado eso, ¿no? ─ preguntó su novia.

─ Sí, cariño... simplemente estoy agotada. Creo que necesito descansar un poco. Más tarde recogeré esto ─ contestó la coreana.

Luego se levantó y se retiró a la habitación, donde se dio un baño antes de irse a dormir.

Al otro día.

Jeongyeon salió temprano del trabajo, consciente de que Mina estaría agotada después de sus clases de ballet. Con cariño, decidió sorprender a su novia preparando uno de sus postres favoritos.

Tras hacer una rápida parada en el supermercado para adquirir los ingredientes necesarios, también optó por comprar un pequeño ramo de flores, consciente de lo mucho que Mina lo valoraría.

De vuelta en casa, se tomó un breve baño para sentirse más cómoda y se sumergió en la preparación del postre. Ambientó la cocina con la música favorita de Mina y, mientras cocinaba, comenzó a bailar y cantar, sintiéndose notablemente más feliz que el día anterior.

Después de dedicar más de una hora y media a la cocina, decidió verificar el postre.

─ Le va a encantar ─ expresó al retirar el postre del horno y confirmar su perfecta cocción.

Una vez segura de que estaba en óptimas condiciones, lo decoró con diminutas flores moradas y una pizca de crema de fresas. Además, preparó la mesa donde sería servido, colocando unas velas con forma de pingüino.

Una vez que ordenó todo en la cocina, se sentó a esperar, sabiendo que su novia estaba a punto de llegar, ya que habían pasado varios minutos desde entonces.

Los minutos se deslizaban uno tras otro, seguidos de una hora, dos horas... tres horas completas, y Mina aún no aparecía. La preocupación se apoderó de la coreana.

Decidió llamarla, pero su llamada fue directamente al buzón de voz. Continuó esperando, pero el cansancio empezó a vencerla, y en poco tiempo, se quedó profundamente dormida en la sala, donde aguardó a Mina durante más de tres largas horas.
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