3. Buenas vecinas

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Mon regresó a su apartamento con una gran sonrisa, su nueva vecina le caía bien, demasiado bien.

—¿Y cómo te fue con nuestra vecina?

—Es tan amable, me dijo gracias como ochocientas veces.

—Es muy bueno que sea agradecida, habla bien de ella.

—Eso sí. Aunque lamento no haberla visitado antes, su departamento está casi vacío y las pocas cosas que hay, se ve que las compró hoy. Todo lo que debió pasar estos días, seguro fue difícil.

—Hasta yo me siento mal. ¿Qué haremos para remediar nuestra mala educación?

—No sé tú, pero yo mañana le ayudaré a pintar, me confesó que no tiene idea de qué hacer.

—Eres una buena persona, amiga.

—Hago lo mejor que puedo.

—Quisiera acompañarte, pero tengo que resolver unas cosas pendientes.

—Sí, entiendo. Ya veremos cómo nos va mañana, mientras me iré a dormir, me toca despertar temprano.

—Descansa, amiguita.

***********

Después de una semana infernal durmiendo prácticamente en el piso, Sam estaba descansando plácidamente en su sofá cuando la despertó el sonido de la puerta. Vio su reloj y se maldijo internamente, sabía que era Mon, así que corrió a abrirle.

—Parece que te desperté, lo siento.

—Perdóname tú a mí, juro que no escuché la alarma de mi celular y usualmente no la necesito para despertar.

—Descuida, el domingo se hizo para dormir, mi mejor amiga incluso lo llama "dormingo".

—Me da mucha pena contigo, hasta sigo en pijama.

—Es una linda pijama, aunque apuesto que no querrás mancharla. Yo por eso estoy usando esta ropa desgastada—Sam la observó y le parecía adorable con su overol rosa y su blusa blanca. No imaginaba que algo pudiera verse mal en Mon, tenía siempre ese aspecto adorable y lleno de color.

—Te ves adorable—Definitivamente seguía dormida, porque de estar despierta jamás habría tirado un comentario así tan de la nada.

—Tú debes ser la persona más amable del mundo o algo así. —Sam se rio internamente, nadie que la conociera bien, diría eso de ella. Sin embargo, desde que había conocido a Mon, no dejaba de sonreír y hablar con una dulzura que usualmente no tenía. ¿Dónde estaba ese mal carácter del que todos siempre se quejaban? Parecía que su vida ahora parecía pintarse de color rosa.

—No, esa sin duda eres tú, Mon. Solo tú sacrificas tu domingo de descanso para ayudar a una completa desconocida.

—Que yo sepa no eres una completa desconocida. Te llamas Sam y vives en el 508.

—Y tú eres la chica del apartamento 5 12.

—Así tal cual. ¿Ya ves como si nos conocemos? Se ha solucionado el problema—Sam sonrió, era fácil sentirse así estando con Mon

—Bueno, no somos completamente desconocidas, pero tampoco es como que nos conocemos demasiado...

—Ya habrá tiempo para eso, toca ponernos manos a la obra. Ahora quítate esta bonita pijama—Sam abrió con sorpresa sus ojos—y ponte ropa para pintar.

—Claro, tenemos mucho trabajo... Fue al baño a echarse agua fría en la cara a ver si hacía conseguía reaccionar y despertarse del todo. De seguir así iba a desesperar a Mon con su lentitud y comentarios sin sentido.

La chica del apartamento 512 (Monsam)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora