16. Picante

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Yuki nunca se alegró tanto de tener tan cerca a una persona como en estos momentos, hasta sentía la imperiosa necesidad de besarle. No se trataba de Tee ni tampoco de Shogun. Yuki estaba feliz de haberle abierto la puerta al repartidor de comida, le dio un abrazo inesperado y una buena propina.

—Chicas. ¡Llegó la comida!

—Excelente. Ya estaba contemplando comerme su sillón o morder a Sam, a Mon no porque todavía no nos tenemos esa clase de confianza.

—Tee, preferiría que muerdas el sillón antes de que lastimes a Sam—Aunque Mon sabía que Tee solo bromeaba, no quiso desperdiciar la oportunidad para dejar en claro lo mucho que le importaba Sam.

—Sería incapaz, Mon. Aunque me alegra saber que Sam ya tiene a su increíble novia para que la defienda, pese a que le tenga más miedo a la misma Sam que a ti, sin ofender.

—Sé que mi apariencia no es de la persona más fuerte, pero haría cualquier cosa para proteger a Sam.

—Afortunadamente para ti, no tienes que protegerla de mí. Eso sí, no te recomendaría molestar a Jim y menos en su estado, ella te haría papilla sin pensarlo.

—Aunque he practicado deportes de contacto toda mi vida, prefiero no tener problemas con ninguna de las amigas de Sam.

—Creeré en que puedas ser una gran rival para mí.

—Gracias por el beneficio de la duda.

—Para andar con alguien como Sam, imagino que sí debes ser una persona fuerte y además valiente, no cualquiera.

—Tee, deja de estar molestando a Mon con tus tonterías—Sam estaba tan acostumbrada a esa clase de comentarios de Tee, pero ya que Mon todavía no la conocía bien, más valía ir con cuidado.

—Jajajaja a mí sí me dio risa, Tee—Yuki no sabía de dónde sacaba fuerzas para reírse de esa forma, pero Tee tenía gracia al decir esas cosas.

—Gracias por valorar el buen gusto, Yuki.

—Yuki, por favor no le des más cuerda a Tee. Puede hacer esta clase de comentarios todo el día—Y Sam no exageraba en sus palabras

—Por supuesto que puedo. Mi gran estilo me ha traído grandes conquistas a lo largo de mi vida.

—Me alegra conocer tus armas secretas.

—Cuando quieras te muestro todos mis talentos, Yuki. Aunque déjame adelantarte que el sentido del humor que tengo es único.

—Bueno, Doña Comedia—Interrumpió Mon—¿Podemos empezar a comer? Me muero de hambre.

—Nada nuevo en ti, Mon. Ya ni yo que me siento muerta en vida me desespero tanto—Comentó Yuki que conocía demasiado bien a su mejor amiga. Se fueron al comedor, se sentaron y se prepararon para degustar la comida.

—Mejor date prisa, Yuki.

—Sam para ti pedí el ramen tradicional, espero que esté bien—A Yuki le pareció lógico imaginar que Sam no era de las que comían picante, ni siquiera la imaginaba comiendo muchas cosas, pero bueno, confiaba en que el ramen no fuera mala idea después de todo.

—Está perfecto, te lo agradezco mucho

—Para ti, Mon, el ramen de soja que tanto disfrutas saborear.

—Excelente. Gracias, amiga.

—Y para nosotras, Tee. Pedí dos órdenes del ramen más picante, ya veremos si es cierto y nos sirve de ayuda.

—Bien. Solo espero que no me dé gastritis o algo peor—Tee realmente esperaba que la comida fuera a solucionar sus problemas o al menos la ayudara a reaccionar.

La chica del apartamento 512 (Monsam)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora