19. La visita

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Song pensó que Tee podría decirle dónde encontrar a su hermana por lo que decidió buscarla a su departamento.

Tee abrió la puerta, se sorprendió al ver a aquella mujercita que hasta hace unas semanas le parecía feliz, ahora no quedaba nada de esa Song. Tee no era persona tan cariñosa como Mon, pero tampoco una tan inexpresiva como Sam. Ella abrazó a Song con fuerza y esperaba que no se tomara a mal aquel atrevimiento.
Song solo la observó sin entender qué estaba pasando por la mente de Tee, que fuera la mejor amiga de su hermana no significaba que la conocía ni mucho menos que la entendía, pero necesitaba tanto de alguna muestra de cariño que se sentía profundamente agradecida.

—Tee, gracias por abrazarme. ¿Tan mal me veo?

—¿Qué puedo decirte, Song? De tus tres hermanas siempre fuiste la más dulce y afectuosa, pero ahora no te ves como tú.

—No me siento como yo, Tee. He perdido las ganas de sonreír y sinceramente ya no me reconozco.

—No te debiste sacrificar, Song.

—¿Qué más podría haber hecho? La abuela no me dio opciones y me sentí completamente acorralada. Tú sabes que se puso peor desde que Neung se fue de la casa y si yo hacía lo mismo, ¿qué hubiera sido de Sam?

—No sé qué hubiera pasado, pero me da mucho pesar verte así. Me encantaría hacer algo para que tu vida fuera mejor, lo digo en serio.

—Lo sé, Tee, eres una buena persona. Tu abrazo, aunque no lo creas, me ha ayudado bastante.

—Me alegro.

—Tee, necesito localizar a mi hermana. Imagino que tú sabes dónde se encuentra.

—Por supuesto, soy su mejor amiga.

—¿Me podrías decir dónde puedo encontrarla? Por favor.

—¿Para qué, Song? Quiero decir, ¿es cosa tuya o de la mejor abuela del año? Si la respuesta es la segunda opción, jamás te diría dónde está Sam.

—Gracias por cuidar tanto a mi hermana, pero soy yo la que quiere verla. Soy su hermana, no quiero hacerle daño, lo juro.

—Jamás desconfiaría de ti, Song. Aunque hubieras podido llamarle a Sam, ella no ha cambiado de número y estoy segura de que no tiene ningún problema en verte.

—Después de estos días, se sentiría muy extraño llamarla o mandarle un mensaje, prefiero verla personalmente. Ni siquiera sé cómo se siente, solo que ni siquiera esperó a que terminara el festejo de mi boda cuando ya había desaparecido...

—No había nada que celebrar y lo sabes, Song. Y sea como sea, eres una recién casada... Sam no quería interferir en tu nueva vida, en lo que ella lidiaba con lo mismo.

—Fue muy valiente... Soy mayor que ella y se supone que debería ser yo quien le enseñe cosas de la vida, pero parece que está siendo totalmente al revés. Sam está haciendo las cosas mejor de lo que yo las haré alguna vez.

—Tee, no soy la mejor persona para darte un consejo. Es más, tú y yo ni siquiera es que somos muy cercanas, pero si te sirve saberlo, no merecías nada de esto.

—Gracias por tus palabras, Tee.

—Sé que no soy un ejemplo de amabilidad, estoy consciente... Lo único que te puedo decir es que no creo que sea demasiado tarde para recomponer tu vida, Song. Si algún día quieres escapar del país y deseas empezar una nueva vida en otro lugar, estaré para ti.

—¿Tanto me aprecias?

—Song, me has tratado con más amabilidad y más respeto que la mayoría de las personas. No puedo tolerar que una persona tan buena como tú tenga un destino tan cruel.

La chica del apartamento 512 (Monsam)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora