18. El regreso

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Mon estaba esperando ansiosa a Sam, hacía mucho tiempo que no se sentía tan en paz y a la vez se sentía tan contenta.

Recordó todo lo que había sufrido con Chai, las idas y vueltas de su relación. Sus mentiras y traiciones, fue difícil superarlo. Menos mal lo había hecho antes de conocer a Sam, que, aunque la conocía muy poco, poco le había  bastado para saber que era mucho mejor persona que Chai.

Tenía que dejar el pasado atrás y concentrarse en el bello presente que estaba viviendo. Estaba tan sumida en sus pensamientos que no notó cuando Sam llegó a la cafetería, ni siquiera cuando se acercó a ella.

—¿Mon, estás aquí? —Mon de momento se sobresaltó, pero sonrió al ver a Sam.

—¿Qué dijiste?

—Que, si estabas aquí, aunque ya me quedó claro que no.

—Perdona, me distraje pensando en Chai—Mon era una persona transparente, a veces demasiado.

—¿Quién es Chai?

—Mi exnovio...—A Mon lo que más le avergonzaba era tener que admitir que había salido con alguien como Chai y todas las cosas que le había perdonado.

—¿Y qué hacías pensando en tu ex mientras me esperabas? —Sam no sabía si estaba entre celosa, indignada, molesta o todas las anteriores. Su incomodidad se reflejaba en su expresión facial y en su forma de hablar.
Mon no sabía bien qué había pasado, pero sentía como si estuviera en problemas con su novia, Sam cruzaba sus brazos y seguía esperando una respuesta.

—No estaba pensando en él como tal, sino en la vida que teníamos juntos. —Esa respuesta no calmó en lo absoluto a Sam.

—¿Extrañas esa vida, Mon? —Parecía que cada vez que Mon abría la boca solo era para empeorar la situación. Tuvo que ordenar sus ideas para no seguir metiéndose en problemas.

—No. No extraño esa vida ni lo extraño a él. Perderle ha sido de las mejores cosas que me han pasado en la vida. Es solo que me doy cuenta de lo diferente que es todo contigo, tú me haces verdaderamente feliz—Sam exhaló el aire que no sabía que estaba sosteniendo y pensó en lo absurdo de la situación, se estaba enojando con Mon por nada. Así que empezó a tranquilizarse poco a poco, tenía que calmar sus celos.

—Me alegra que seas feliz, Mon y que seas capaz de serlo conmigo. Eso me pone muy alegre—Sam al fin sonrió y Mon se sintió aliviada. Su novia tenía los más hermosos ojos que ella había visto, pero no le gustaba que la miraran con enojo.

—¿Cómo estás?, ¿qué tal tú día?

—Mi día estuvo muy bien. Todo en el trabajo fue relajado y tuve oportunidad de contarle a Hansa sobre nuestro noviazgo, por supuesto, se puso muy feliz. ¿Qué me cuentas sobre ti? Pareces un poco cansada.

—Sí, un poco. Mi día estuvo un tanto atareado, aunque conté con la ayuda y apoyo de mis amigos en todo momento. Una nueva alianza comercial se firmó hace unos días y parece que de momento Nita nos dará mucho trabajo por hacer. —No era ningún secreto que Sam sospechaba de las intenciones de la jefa de Mon, pero esa confianza entre ellas le parecía extraña.

—¿Por qué la llamas Nita? Y no me digas que porque así se llama.

—No pensaba decir eso. Ella me ha dado la confianza de que la llame así y no me parece mal o incorrecto.

—Es que suena como si fueran las íntimas amigas...

—Empiezo a creer que ella y yo sí podríamos ser amigas, pero nunca seríamos tan cercanas, al menos no nos veo así. Eso sí, le agradezco que se preocupa por mí y por todos.

La chica del apartamento 512 (Monsam)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora