24. Aclaraciones.

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Sam siguió el consejo de Nita y tocó la puerta de la habitación de Mon y Kade. Cada segundo le parecía una eternidad, Sam esperaba ver a Mon, pero fue Kade la que abrió la puerta.

—Hasta que por fin apareces, Sam. ¿En qué estabas pensando?—Kade trató de hablar lo más bajo posible.

—¿Por qué estás susurrando?

—No quiero molestar a Mon.

—¿Se durmió ya? Esperaba hablar con ella. —Sam estaba mal, entre la desesperación y la frustración.

—Ya es medianoche, Sam.

—No sabía. —Kade se acercó más a Sam y olió un particular aroma.

—¿Estuviste bebiendo?

—Un poco, no soy como Tee y Yuki.

—Luego me cuentas esa historia, porque no tengo ni la menor idea de lo que hablas. ¿Qué voy a hacer contigo?

—Me siento muy mal, Kade.

—Deberías, no sé qué tanto le dijiste a Mon, pero ella se sentía muy mal.

—Estaba muy enojada y sabes que nunca controlo lo que hago o digo cuando me siento así...

—Sí, pero ella no tenía la culpa de nada

—Le dije a Mon que Nita estaba interesada en ella y nunca me creyó, no me gustó verlas tan juntas y la conversación que tenían. Nita le confesó sus sentimientos, eso fue demasiado para mí.

—Tee ya te hubiera regañado y dicho cabeza hueca.

—Ya bastante me siento mal.

—¿Y cómo llegaste hasta aquí? Es muy irresponsable beber y conducir, Sam.

—Nita me trajo.

—¿Y dónde está ella?

—En su habitación, está al lado de la de ustedes.

—¿Con quién hablas, Kade? —Mon vio a Sam y guardó silencio.

—Mon, tengo que hablar contigo, por favor. —A Mon no le gustaba ver mal a Sam, parecía que ella también había llorado y que estaba a punto de hacerlo de nuevo. Yuki le había aconsejado que hablara con Sam cuando estuvieran más tranquilas y parecía que ese momento había llegado.

—Pasa.

—Gracias. —Kade tomó un vaso, salió de la habitación y fue a tocar la puerta de Nita.

—¿Kade?

—Vine a pedirte una tacita de azúcar... Más bien, a pedir alojamiento, Sam y Mon tienen que conversar a solas.

—Entiendo. Claro que te puedes quedar aquí, no te preocupes.

—Genial, por una noche en el sillón no creo que me pase nada.

—Pues la cama es grande, no me molestaría compartir.

—No esperaba esta respuesta, pero no tengo ningún inconveniente. Menos mal ya me había puesto la pijama.

—Tú sí, pero yo no. Iré al baño, ya vuelvo, puedes acostarte ya si quieres.

—Gracias. —Cuando Nita salió del baño, Kade se preguntó cómo haría para conciliar el sueño, no iba a ser tarea fácil. Debido a la profesión de Kade, ella ya debería estar acostumbrada a estar rodeada de rostros tan lindos, pero la belleza de Nita era superior.

—Buenas noches, Kade.

—Dulces sueños, Nita. —Nita se durmió casi inmediatamente, había sido un día muy cansado, pero Kade se quedó observando el techo para evitar acosar a Nita con la mirada. No sabía si se sentía más intranquila por Nita o por saber qué estaba pasando entre Mon y Sam.

La chica del apartamento 512 (Monsam)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora