21. Al rescate

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Song despertó en la madrugada y aunque le habría gustado descubrir que toda su vida era una horrible pesadilla... El golpe de realidad que experimentó al descubrir donde estaba, la obligó a levantarse.

Salió de la habitación y se encontró a su hermana en el sofá-cama. Ahora podía poner más atención al apartamento. Era sencillo y pequeño, pero su hermana parecía feliz y entendió que eso era lo más importante. Haberla visto besarse con su novia y ser testigo de ese amor, indudablemente le hizo pensar en Ice... Quizá si no se hubiera equivocado tanto, hoy estarían juntas.

Pensó en irse del apartamento en medio de la noche, pero tenía miedo de que la irracionalidad se apoderara de ella y terminara buscando al amor de su vida. Tampoco tenía interés en interrumpir el sueño de su hermana.

Quizá fue por la falta de costumbre o por sentir la presencia de Song, pero Sam despertó y observó a su hermana.

—Hola, ¿Qué hora es?

—Son las cuatro de la mañana, intenta volver a dormir.

—Debería porque me espera una interesante jornada laboral... Más sé que necesitas conversar con alguien. ¿Quién mejor que tu hermana para eso? —Sam se sentó y estiró los brazos. Se levantó a preparar café, las dos parecían necesitar algo que las ayudara a despertar.

—Gracias por estar para mí, Sam.

—Mientras preparo café, cuéntame qué estás pensando en este momento.

—En todo y nada. Me la vivo entre recuerdos y los planes de un futuro que ya no se van a cumplir.

—Nunca se sabe qué puede pasar, Song. Lo más importante es que ahora te concentres en ti. ¿Qué es lo que quieres?

—Salir a buscarla.

—¿Y decirle qué?

—No sé... Solo quiero verla.

—Song, no puedes hacer eso, no es justo para Ice. Necesitas saber qué quieres decirle y para qué.

—La amo, Sam.

—Lo sé, Song. No tienes que convencerme de eso a mí, eso te toca hacerlo con Ice. Primero, tienes que definir qué harás con Kasem.

—Él no me importa, Sam.

—A ti tal vez no, pero a Ice sí le va a importar.

—Ya no puedo hacer nada.

—Claro que sí, te puedes divorciar de Kasem... Sería un escándalo y nuestra abuela pondría el grito en el cielo, pero al menos serías feliz.

—No creo ser capaz de hacer eso, Sam.

—Entonces quita esa idea de buscarla, ya no la lastimes más. Sigue con tu matrimonio de apariencias y tu supuesta vida feliz.

—¿Nunca te has arrepentido de la decisión de dejar la vida que tenías?

—La verdad, no. Incluso he pensado que debí tomar la decisión antes, aunque este tiempo fue el ideal para conocer a mi Mon. No sabes lo liberador que ha resultado saber que solo dependo de mí para salir adelante.

—Me alegro por ti, Sam. ¿Cómo conociste a Mon?

—Pues resultó ser mi bella y tierna vecina.

—¿En serio?, ¿ella vive en este edificio?

—Y no solo eso, en este mismo piso. Es la dulce chica de apartamento 5 12.

—Te oyes tan enamorada.

—Enamorada es poco, Song. La verdad es que ella se ha convertido en alguien muy especial para mí, por más que intenté resistirme, fue inútil. No pude controlar las hermosas sensaciones que su sola existencia me ha provocado.

La chica del apartamento 512 (Monsam)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora