Después de la agradable noche que habían compartido Mon y Sam entre galletas y risas, ambas parecían haber recuperado la alegría e ilusión que sentían la una por la otra. Sin embargo, ahora que en verdad deseaban verse y coincidir, todo había resultado un fracaso. En varios días no cruzaron ni siquiera una mirada a la distancia.
Hasta que un día ambas se toparon en la salida del edificio cuando se disponían respectivamente a ir al departamento de Hansa y Chin, hecho que las dos desconocían. Mon fue la primera en ver a Sam y se quedó impresionada con la belleza arrasadora de la chica de ojos grandes y oscuros. Traía un vestido negro que mostraba un poco de escote, algo en lo que por supuesto Mon no pudo evitar fijarse, hasta que se dio cuenta de lo que estaba haciendo y levantó su mirada para por fin encontrarse con que su vecina por fin la había visto.
Sam miraba a su vecina del 512 y le parecía que se veía hermosa con ese vestido rosa que hacía lucir tanto su figura como sus delicados hombros y ni que decir de su rostro angelical. Mon le parecía el más tierno y dulce ser que había tenido la oportunidad de conocer, adoraba su sonrisa y la calidez que emitía su voz.
Sam se acercó hacia donde estaba Mon para poder saludarla y sobre todo, para apreciarla mejor. Se armaría de valor para expresarle lo bien que se veía, al menos esperaba poder hacer eso.
—Mon, te ves especialmente bonita esta noche.
—¿Eso crees?
—En efecto.
—Pues tú...—Estaba pensando qué adjetivo utilizar para describir a Sam sin parecer una desubicada—Te ves muy bien también. ¿Vas a una fiesta?
—Más bien a una cena tranquila, me invitó una amiga del trabajo, ¿y tú? —Ahí vamos de nuevo, pensó Mon. Primero la amiga casi la besaba y ahora tenía una cena con otra amiga del trabajo. Salía con todas menos con ella, tenía que invitarla a salir una vez por lo menos.
—Disfruta mucho de tu cena, Sam. Yo también tengo una reunión, solo que a mí me invitó un amigo, aunque también trabajamos juntos.
—Muy similares nuestros planes.
—Eso veo. ¿Tomarás un taxi?
—Sí, es un poco lejos a donde tengo que ir, es como al otro extremo de la ciudad. ¿Qué me dices de ti?
—Estaba pensando hacer lo mismo y creo que voy por el mismo rumbo que tú.
—¿Te molestaría compartir taxi? Resulta difícil encontrar uno, dos sería exigir demasiado.
—No me molesta, Sam, al contrario. Me gusta poder pasar tiempo contigo.
—A mí también me gusta lo mismo, Mon—Después de algunos minutos esperando un taxi, por fin uno se detuvo y ambas se subieron. Acordaron que primero irían al destino de Sam ya que Mon se ubicaba mejor.
Sam le dijo la dirección al taxista y Mon se empezó a reír.—¿Qué es tan gracioso, Mon?
—Solo para cerciorarme, ¿Cuál es el nombre de tu amiga?
—Ella se llama Hansa.
—¿Y está casada con un chico llamado Chin?
—Sí. ¿Lo conoces?
—Sí, es mi compañero de trabajo.
—¿Chin es el amigo que te invitó a cenar?
—Sí.
—Vaya, no me lo puedo creer. Si no es porque lo estoy viviendo difícilmente me creería algo como esto. Es toda una locura.
—Estoy de acuerdo. Y yo que me estaba imaginando cualquier cosa y todo este tiempo tu hablando de Hansa.
—¿Qué cosas te estabas imaginando, Mon? —No había sido la intención de Mon hablar de más, ahora no sabía cómo saldría del problema en el que ella sola se había metido.
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La chica del apartamento 512 (Monsam)
Fanfiction¿Qué hace una mujer como Sam Anantrakul viviendo en un pequeño departamento? La respuesta está en sus ganas de ser alguien en la vida sin depender de su poderosa, pero problemática familia. Sam quiere demostrar que es más que su apellido y que puede...