Capítul◌ 41.

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Juan no debió emocionarse mucho más de lo que debía, pero lo hizo.

Después de esa confesión no pasó la gran cosa, un Spreen tranquilo y un Juan emocionado por la respuesta tan sincera.

—Qué bien todo, pero aún no debéis olvidaros que tienes un espíritu ajeno al tuyo en tu cuerpo, Juan —dijo Zorman luego de detener la escena del mago tratando de abrazar al oso sin éxito, luego volteó hacia Auron—. La verdad no sé qué quieres que haga con eso pero no puedo simplemente sacarlo o exorcizarlo.

El demonio de fuego se vió intranquilo por la respuesta, tomó aire y asintió.

—¿Quizá si aplicas la misma cantidad de dosis de tranquilizante que con Spreen se pueda?

Los dos: Spreen y Juan volteaban a ver a cada uno mientras hablaban.

—El tranquilizante que le aplicamos a los cambiapieles es solo por el instinto animal que se le da, ¿que puede que funcione con Juan? No te lo niego, pero es muy improbable todavía.

—Pues es la única solución parece —murmuró Auron frotando sus ojos, luego vió al par y como ambos lo veían del mismo modo—. Par de gilipollas, vengan conmigo.

Sin rechistar a pesar del apodo, ambos se despidieron de Zorman y siguieron a Auron, este atravesó a la multitud del circo que parecía querer hablar con Juan.

A penas este apareció se sentía un ambiente algo pesado que Auron no sintió, Zorman ignoró y Spreen simplemente había estado más preocupado por el mago que por cosas extra.

»—Zorman está tratando a tu madre, cuando termine podrás llevarla con tu familia —habló de nuevo Auron al entrar en el elevador—. No sé qué planeas hacer con ellos pero es casi obvio que no puedes estar mucho tiempo allá.

—Lo entiendo —dijo algo triste, aunque esperaba otra respuesta lo supo desde que tuvo ese plan.

Spreen por su lado estaba muy callado, no por nada, sabía que si abría la boca sería probablemente reprendido por Auron por lo que sea que diga.

—...ahora que tienes más poder yo creo que puedes estudiar otro tipo de hechizos.

—Ya se lo dije a Spreen —volteó a verlo unos segundos, luego devolvió la vista la camino hacia la biblioteca—, pero no soy un hechicero-

—Podrías serlo perfectamente —interrumpió el demonio abriendo el par de puertas con un movimiento de mano, no detuvo su caminata hasta llegar a una puerta detrás de otros estantes.

—Uh, qué piola, una puerta secreta —dijo Spreen sin saber del todo por qué estaba allí con ellos, pero la caminata estaba interesante.

Juan se quedó en silencio, cómplice de que ya había entrado en ésta y de allí mismo sacó a Maracas.

—Algo así, es un lugar de reliquias que a lo largo de los años Perxas y yo hemos estado guardando —habló abriendo la misma con facilidad a pesar de ser "reliquias".

—Oh vaya —fingió sorpresa Juan—, ¿Y qué haremos aquí?

—Te daré algo que quería darte desde el primer día pero no tuve mucho tiempo —habló tranquilo Auron mientras buscaba... lo que sea que estuviera buscando.

Mientras tanto, Juan se mantenía paciente y Spreen veía alrededor curioso, quería tocar la mayoría pero no sabía si le provocaría algo.

De todos modos lo hizo y tomó en manos lo que parecía ser una espada gigante, luego una lámpara que al frotarla no hizo nada y por último un pequeño dije.

—Mirá —cuando el mago volteó, le mostró la cadena oxidada con una foto dentro, Juan se acercó a verlo ladeando su cabeza curioso por la extraña foto—. Sos vos.

El circo ┊ 𝗰!spruan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora