Capítul◌ 42.

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—Yo me quedaré por afuera que no quiero intervenir —dijo Spreen viendo la puerta frente suyo antes de que Juan tocara la misma.

—Va, quédate cerca igual —contestó el mago con una pequeña sonrisa, traía el cuerpo de su madre en la espalda, hablaría un poco con su padre y con Drako, aunque este último probablemente no recuerde nada después, al igual que Xena.

Ambos asintieron y Spreen caminó hasta un costado de la casa desapareciendo de la vista de Juan.

El mayor logró escuchar muchos pasos correr en su dirección hasta que la puerta se abrió y salió Drako para verlo.

—¿Qué...? —trató de alegrarse, fallando luego de ver el cuerpo detrás de su hermano, finalmente por la mirada tranquilizante lo dejó pasar.

Al instante bajó su padre viendo la escena y se dirigió hasta él, dejando el cuerpo de la mujer sobre el sillón tapando su cuerpo con un montón de mantas.

Parecía dormida, lo cierto era que Zorman le inyectó un suero que además de ayudarle a olvidar todo, era menos propensa a ser nuevamente poseída.

Se quedaron en silencio, el adolescente vió a ambos adultos sin entender lo que pasaba, recordaba que su padre y su madre pelearon, y ahora llegaba su hermano con la misma.

—Necesitamos hablar, les contaré todo.

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Pasó alrededor de una hora en la que Juan pudo desahogar todo con ambos. Les contó todo de principio a fin mientras bebían un poco de té y café, según el gusto de cada uno.

Drako veía a su padre indeciso, y no era para menos. Decirle a alguien muy fiel a la palabra del señor que su hijo prácticamente estaba metido en el infierno era terriblemente abrumador.

—Es por eso que quisiera que cuiden de mamá, yo no sé si podré venir a visitar estos meses. Auron me dijo que muy probablemente este año viajemos con todo el circo, claro que la feria seguirá igual —dijo con un tono nervioso por el silencio del hombre mayor que estaba intranquilo—. Así que, quería venir a despedirme, o más que eso, quería venir a decir todo antes de irme por un buen tiempo.

—Entonces... —empezó el menor ante el sepulcral silencio—, ¿no vendrás por un buen tiempo?

—Exacto, quizá nos veremos dentro de unos años, o meses, quien sabe —sonrió por la comprensión, su padre suspiró entonces y habló.

—¿Te irás sin más? —Juan bajó la vista, nunca fue especialista en sostener la mirada al hombre frente suyo—. ¿Por qué?

—Eso es más difícil de explicar, pero no sé preocupen, estaré bien... —hizo una pausa antes de reír—, eso creo.

De nuevo se hizo el silencio, ahora más cómodo que antes.

Juan agradecía el silencio, su familia siempre tuvo una lengua muy venenosa y saber que estaban probablemente reteniendo un montón de palabras para no hacerlo sentir mal o hacerlo sentir equivocado era confortable.

»—Quiero que crezcan como una buena familia, de verdad —murmuró viéndolos y luego a su madre que empezaba a removerse, como si ahora sí estuviese tan solo en un profundo sueño.

—Hay muchas cosas que no se pueden arreglar en cuestión de meses —habló de nuevo el padre de ambos viéndolos—. Además te prometí que iba a recordar todo.

El circo ┊ 𝗰!spruan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora