Los gritos de afuera pertenecientes a Cristinini, Aroyitt y Biyin quienes trataban de organizar y mover todo antes de abrir el circo atenuaban y hacían más ameno el silencio creado hace más de un minuto por Spreen y Juan.
Por un lado, el de gafas de sol se había mantenido con un rostro neutral aunque sus orejas seguían puesta hacia atrás, ahora se habían relajado un poco. Juan estaba de todo menos relajado.
Aunque su semblante era de uno lleno de duda, cada vez sentía pequeñas gotas de sudor por pensar qué había dicho mal, tal vez no se dejó entender. Si reflexionaba mejor, esa pregunta le pudo no agradar al otro, no era ya una sorpresa que a Spreen no le agradara el tema, más de uno se lo dijo.
Aún así, necesitaba saber al menos algo de los anteriores magos para hacer eso bien.
—S-si no quieres hablar de eso está bien —dijo después de unos segundos sonriendo poco aunque por dentro de lamentaba ya que era totalmente contrario a lo que pensaba y quería.
Escuchó al oso suspirar y voltear del todo cruzando sus brazos.
—¿Qué querés saber?
—Solo quería saber si eran taaan buenos como algunos dicen —habló bajo cuando el ambiente pesado dejó de volverse tan pesado, de todos modos se estaba volviendo tenso—. Y si hay algo que hayas notado que le gusta mucho a la gente.
—¿Algo que le guste mucho a la gente?
Spreen pareció pensárselo mientras veía en todas direcciones, Juan se estaba aliviando creyendo que al fin tendría una respuesta hasta que el cambiapieles alzó los hombros.
»—No lo sé.
—Ah... ya veo —sonrió nuevamente volviendo a ver su espejo, ¿qué se suponía que debía hacer ahora? Sabía perfectamente que el otro sí que sabía de lo que le hablaba, pero no quería decírselo.
Tal vez fué porque se sintió mal al ver al chico frente suyo decaer junto a una manta de pesadez envolviendolo, pero terminó riendo para sus adentros y asimismo soltó una pequeña risa por fuera.
"Eso no ayuda", pensó el mago sintiéndose más lamentable que antes, cruzó sus brazos sobre el tocador y tiró su frente sobre ambos.
—Mirá —abrió los ojos con pesadez al sentirlo tomar su muñeca y levantarla para moverla como sea—, hablás y movés las manos y la barita en todo momento, y cuando todos estén atentos hacés aparecer algo, cualquier... coso para que se emocionen.
—¿Coso? —rió bajo sintiéndolo soltar su muñeca no sin antes presionar una de sus garras en ésta—. ¿Auch? Eso duele, imbécil.
—Más te va a doler cuando vayas y no sepas qué hacer allá arriba, pelotudo —le dijo, Juan entendió su punto—. Mirá, mientras hables en todo momento e invites a gente a pasar para hacer tus boludeces mejor, a los tarados de los adultos no les importa una pija tus truquitos, concentrate en los niños que esos son quienes les hacen gastar la plata.
Escuchó atento a pesar de la forma de expresarse, logró entender la mayoría de cosas y sobretodo lo que le quería decir.
Bueno, eso lo aliviaba, se le daba bien la improvisación.
—Gracias, amigo —le sonrió.
Spreen se quedó mirándolo unos segundos, los suficientes para que Juan se diera cuenta que no tenía ni puta idea de qué pensaba gracias a esos molestos lentes de sol.
—De nada, capo. Recordá que salimos en veinte minutos.
Sin más que decir puso sus manos en los bolsillos de su pantalón y se fué.
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El circo ┊ 𝗰!spruan.
Acak› Juan enamorado de la magia del circo practica sus mejores trucos . Así, gracias a videos de internet y amigos, logra entrar al circo más grande de la ciudad. Toda alegría y rayo de luz trae una sombra consigo. ...