Anabella -- 15

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Otra vez estaba con esta sensación de que un camión me pasó por ensima, pero me acordé que fue algo parecido, me pasaron unos cuantos grandotes moliendo me a golpes, el dolor está ves si era en todo mi cuerpo incluso hasta en mi cara.

Empecé a recordar todo lo que pasó y entre en pánico, el sujeto me había dado algo que me dejó el cuerpo inmóvil, me había sacado toda la ropa y sentí el dolor en mi entre piernas, sentía como mi corazón y mi alma se rompían en mil pedazos, seguramente el sujeto abuso de mi, sin darme cuenta me moví y sentía pinchazo en mis brazos, ¿pero como? no creo que mi madre me haya mandado a curar.. a no ser que, dios no no,¿ podía ser posible?, no quería creerlo, trate de abrir mis ojos, pero aun sentía que uno de ellos estaba hinchado, con el que logro visualizar note que el cuarto se me hacía familiar, hasta el aroma, ahí volví a recordar que me caí en la calle y un auto freno muy cerca mío, casi atropellando me y alguien diciendo mi nombre.

Mire aún mejor y note que era el cuarto que me habían dado las chicas la última vez, dios sentí como el alma volvió a mi, pero aún me dolía saber que fui abusada, pero lo que me estaba comenzando a doler cada ves peor era saber que perdí la posibilidad de estudiar en la otra ciudad, ya que el día que salí de la casa ya había pasado la fecha límite para instalarme y registrarme en la residencia.

Si mi vida dependía de estar maldita, creo que empiezo a creerlo, ya estaba cansada de todo, incluso de estar en la maldita cama, esto solo era algo rutinario para mí, bueno aunque está ves fue más fuerte, pero apesar de todo jamás me deje caer, asi que me saque las vías y me levanté. Aproveché que conocía algo la casa y tome un poco de ropa del Placard y me metí al baño, necesitaba darme una ducha no solo para relajar mi cuerpo sino también para sacar la sensación de estar sucia. Cuando estoy frente al espejo dios me dió bronca y asco el verme en ese estado, pero no me importaba, saldría adelante igual, como lo hice siempre.

Una ves lista baje a la cocina, ví todo apagado, calcule que seguramente era de madrugada, pero por la claridad que se asomaba por la ventana, calculé que amanecerá dentro de poco, seguí el camino y una ves allí fui al refrigerador, calculaba que tendrían trozos de carne, eso siempre me ayudó a desinflamar con prisa el hinchazón de mi cara, cuando mi madre me golpeaba no eran tan graves como el de ahora pero probocaba marca, una ves terminado el propósito obvio que las usaba sin que se diera cuenta en sus comidas (única manera de poner algo de venganza sobre ellas, obvio yo no comía) pero en este caso no sería así, la cocinare y se la dare a las mascotas de afuera, ellos tenían derecho a comer cada tanto (aunque hay una perra aquí que se lo podría dar, no no mejor no sería demasiado dulce de mi parte).

Al abrirla diviso un pedazo no muy grande de filete y lo tome, lo saqué del empaque y me lo apoye con la mano en el ojo, el frío tan de golpe me hizo estremecer, pero mi ojo lo agradeció.

Ya que estaba aquí preparare el desayuno para las chicas, otra ves me habían rescatado pero está ves no fue de su hermana loca, maniática, enferma, sino de una muerte segura, porque es obvio que de ahí salía casi muerta y con él moriría.

Abrí la parte de la heladera viendo que podía hacer, estaba tan concentrada que no escuché cuando alguien llegó hasta que escuche alguien carraspear.

No sé porque pero me paralice, mi cuerpo se estremecía, me gire aún con la carne en mi ojo y ahí estaba ella, dios estaba vestida con ropa cómoda, más que cómoda se veía maldita mente hermosa, aunque admito los trajes la hacen ver uffff bien sexy, ya Anabella deja de soñar, la quedé mirando esperando que dijera como siempre sus cartas de boludeces o tratando de ofenderme.

** Me podés explicar que demonios haces con eso en la cara y porque te levantaste?? -bien no fue lo mismo de siempre, pero si sono como mi madre cuando agarro algo que no devia o llegaba tarde-- y porque carajos te sacaste las sondas --ahora sonó como la señorita Carla y Nona--

Todo por un errorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora