XXV

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Segundo intento

Gustabo García.
Un hombre que nació teniendolo todo pero al final, siempre términa con nada.
Luego de despedirse de Segismundo, Gustabo García intentó cumplir su promesa por una semana mas.

Gustabo se quedó en la casa de Segismundo para cuidar a sus animales, pero dejó de tener la fuerza como para ver aquella habitación otra vez.
Aquel sofa.
Aquella cocina.
El baño.
El aroma familiar que desprendía cada rincón.

Gustabo tambien intento arreglar las cosas con Horacio.
Solo que a diferencia de su padre, no funcionó.

~

-¿Y bién? ¿Que pasa?

- Quiero hablar contigo, justo como hacíamos antes.

- Oh, okey. . . Continúa.

- Tan solo quiero saber si sigues queriendome al igual que antes. Al igual que yo lo hago.

El alma casi inexistente de Gustabo términó por estallar pues no pensaba que le sería tan difícil formular una simple respuesta a eso.

-Tú sabias que dejé toda mi vida por tí, ¿verdad?
Dejé a mis amigos por tí, entré a un trabajo que me hacía infeliz por tí, dejé de ponerme a mi mismo como prioridad por tí. ¡Traicioné a mi família por tí!
Horacio miraba al suelo y rascaba su brazo mientras oía el discurso de su. . .
Se estaba molestando por no tener la razón esta vez.

-¿Y que? Sabes que siempre te lo he agradecido Gustabo, ¡pero ya no tenemos 15 años! ¡Tengo una vida, una pareja que me ama y una casa! ¿Tú que tienes, eh? ¡Nada, Gustabo!
Debes dejar el pasado atrás, ya no soy el mismo que antes. ¡Deja de ser tan egoísta por un segundo!

Gustabo García anotó cada una de aquellas palabras en su corazon. Otra vez aquel miedo a soltar el pasado, Horacio tenía razón despues de todo.

El duo de Gustabo y Horacio ya no existía, necesitaba dejarló ir.

«"Gustabo tampoco existe, también debes dejarlo ir, ¿no lo crees?"»

El ojiazul abandonó aquella reunión.
Ya no quería hablar de nada, con nadie. Su cabeza lo traicionaría también.

Si me preguntaran a mí acerca de Gustabo García.

Diría que ya no esta.
Diría que lo único que mantiene con vida aún a su cuerpo, era aquel corazon latiente.
También les mostraría su rostro, completamente vacío gracias a la falta de comida y liquidos, con unos ojos tristes y sin forma que carecen de algún brillo especial.

¿Que sucedió con Gustabo García?. . .

. . .

-¡Mamí! ¡Mira eso!

-¿Que es, mi niño? -Julia retrocede un par de pasos en el centro comercial para reecontrarse con Matthew, que ojeaba con interes un muñeco de su show preferido.

-¡Es Gustavo! ¿Te acuerdas mamí? -El pequeño señala frenéticamente al peluche mientras mira a su madre con ilusión. La pelirroja sonrié y se coloca a su altura.

-¡Woow! ¿Acaso lo quieres? Podriamos ponerlo en tu cama cuando lleguemos. ¿Verdad cariño? -Ahora Julia mira con complicidad al padre, que estaba atento al telefono, al ser nombrado se separa de este y observa a su familia.

-¿Ese te gusta, campeón? ¿Quieres entrar a verlo mas de cerca? -El pequeño Matthew aplaude de felicidad, Jack y Julia siguen los diminutos pasos al interior de la juguetería con una sonrisa compasiva.

~

-Oye Matty, ¿quieres ayudarme con la comida? -Jack movía hábilmente el cuchillo entre las verduras, con una facilidad que tenía al pequeño rubio completamente hipnotizado, al ser llamado, asintió con alegría.

- Perfecto, tendras que lavar las zanahorias y rallarlas, ¿puedes hacerlo?

-¡Si! ¡Claro que puedo!

. . .

Jack reía a carcajadas al ver como las zanahorias que se encontraban a cargo de su hijo se veian completamente deformes y con cáscaras sin quitar. A una de las zanahorias directamente le faltaba la mitad.
Matthew escondía sus manitos detras de su espalda, haciendo un puchero.

- P-perdon. . . No volvere a hacerlo. -Comenzaba a lagrimear. Rápidamente el pelinegro quitó su sonrisa para asi cargar con ambos brazos a su hijo.

- Hey hey hey, ¡no pasa nada coño! No tienes porque culparte. -Eso pareció ser nuevo para el chiquillo. - Es tu primera vez haciendo esto, es normal que te equivoques y falles, es parte de aprender. -Jack desordenó el cabello de Matthew y depositó muchos besitos en su estómago, haciendoló reír a el también.

. . .

El rubio balanceaba sus pies en un borde gris.
Uno muy alto.
Torturaba su cabeza con recuerdos que ya no era capaz de sentir con algo mas que no sea "vacío"
¿Que pasaría si saltara de ese borde gris?
El viento azotaba su nuca con violencia, animandolo a saltar al vacío. Pero solo balanceaba sus pies.
Estaba por llover, las nubes lo observaban con terror y del susto amenazaban con agua.
En su divage mental, pudo oír las sirenas de la policía.

"No extrañare ese ruido"

Ojeó de reojo quienes eran los que habían acudido en señal de ayuda. Eran tres patrullas los que estacionaron frente a el.
Pero solo uno logró mover suficiente su cabeza como para alarmarlo con tristeza.

"Oh no, tú no, porfavor"

Jack Conway bajaba de una patrulla, clavando sus ojos repletos de dudas y miedo en los suyos.
Gustabo sintió pena casi al instante.
Quería correr hacia el y decirle que era tan sólo una broma de muy mal gusto.

-¿Matty? ¿Que cojones haces ahí? ¡¿Que estas haciendo?!

- Conway. . . y-yo de verdad lo siento, vete de aquí por favor. . . -Sus ojos destellaron un ultimo brillo fugaz, solo por la pena. Levantó su cuerpo del borde y giró todo su cuerpo en dirección a las patrullas.

- Por favor Conway, no quiero que veas esto, vete. -Este solo se acercó aun mas, podía notar los nervios en su cuello, mandíbula y ojos.

-¡No! Dime que coño estas haciendo, ¡Baja de ahí, ahora! -Estaba desesperado. -No puedo perderte otra vez, baja de ahí. . . -El resto de compañeros se veían genuinamente sorprendidos y algunos entendieron que esa no era su conversación, alejandose así un par de metros.

El comportamiento le recordaba al suyo cuando se despidió de Segismundo, desesperado por no soltar el pasado. Completamente desesperado por no soltar lo unico que lo mantenía con vida.
Eso le recordaba que estaba siendo egoísta con el.

Pero aun así, no era capaz de pensar en el egoísmo, ya no le importaba en lo absoluto.

- Ya no tengo ninguna razon para vivir, ya lo he perdido todo. No tengo empleó, no tengo amigos, no tengo casa, me siento demasiado solo. . . La vida ya no tiene ningún tipo de sentido para mí.

- Todavía tenemos una oportunidad Matty, aun podemos ser un equipo, ¡todavía hay una oportunidad hijo, por el amor de dios!

Gustabo García agachó la mirada y negó con su cabeza varías veces.
El borde gris estaba demasiado cerca. . .

¡!

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