XIII

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¡Sopresa compañero de piso!

- - -

- ¿Que quiere'?

- - -

Tragó en seco, al parecer no tenía su contacto guardado pues no pareció reconocer su número.

Buenas -

Lo dijo con algo de temor, no sabía con seguridad si le cortaría, le insultaria
o

rastrearia su IP, su dirección y el nombre de su gato para matarlo.

Silencio en la línea.

- Gustabo, ¿eres tu?

Si, ¡soy yo! -

Sonrió para si mismo, le alegró que su voz sea reconocida para el.
Aunque no tenía idea si era para bien o para mal.

- ¡Gustabo! ¿Como estas?

Se notaba emocionado, eso lo animo a seguir hablando.

   Todo bien, ¡tanto tiempo joder! -

  
Al parecer estaba feliz de oírlo, ambos lo estaban. Había olvidado lo feliz que era con la compañía de su amigo.
Tenían cosas que decirse, historias que relatar.
Pasó al menos una hora desde que dió inicio a la llamada y no habían parado de hablar.

-¡Oye Gus! ¿Que te parece si te vienes a visitarme? Me compre una nueva casita.

Perfecto, era justamente lo que quería.

Obviamente quería verlo, por algo lo llamo.
Pero aprovecharía cada oportunidad de alejarse.

Pasar momentos con uno de tus mejores amigos y tambien estando apartado de los "fuchis".
Premio doble.

   Joder, claro coño -
Pásame ubi -

  - ¡Perfect!

Pronuncio con un pésimo ingles, seguido por un adiós.
T

odo resulto en un giro inesperadamente satisfactorio.
Con una sonrisa pintada a mano, marcho hacía la ubicación que su cercano le había enviado recientemente, planteándose mentalmente como llegar de manera discreta con una valija llena de ropa.
Se sobresalto al mirar con cuidado la cantidad de kilómetros hasta su destino, limpió el sudor falso de su frente y arranco nuevamente.
Durante el camino, que le pareció bastante llevadero, oía de la radio atentamente el chisme matutino y las anecdotas de los oyentes que eran de cierta manera penosas.
Anecdotas sobre la vez que alguien quemo su casa por hacer una sopa, anecdotas sobre una vez que alguien se fue de vacaciones con sus padres.

"No recuerdo la última vez que he ido de vacaciones, tal vez porque nunca fui. "

Pero bien, dentro de todo.
Finalmente, luego de al menos dos horas de viaje largo llego a su parada final.
Una preciosa casa de campo, cuatro troncos simulando pilares altos sostenían un techo del mismo material que hacía sombra a la entrada.

Bajó de un salto, caminó rápidamente hacía esta y con cinco golpes llamó a la puerta.
Pacientemente mecia su cuerpo, mirando con una nerviosa sonrisa a su alrededor como si en su puta vida hubiera visto cesped y flores.

La puerta fue abierta de un golpe, uno muy energético.
Haciendo que Gustabo diera un pequeño grito al aire.

- ¡Gustabo!

Allí estaba el, con su cabello enredado y su sombrero ridículo color naranja.
Llevaba el mismo suéter que llevaba cuando se conocieron.

- ¡Segismundo! —Le devolvió el saludo, ambos se fundieron en un abrazo, uno que necesitaban.
Rieron sin motivo alguno.

- ¿Que tal? ¿Como estas? Pasa pasa. —Se saludaron como si fuera la primera vez en años a pesar de haberse despedido por teléfono hace 1 hora.

Por dentro la casa era mas espaciosa pero muy caótica al mismo tiempo ya que estaba repleto de ropa y envoltorios de golosinas.
Ya tendidos en el sofá, volvieron a empezar la conversación desde el principio, contaron todo lo que había sucedido tras la desaparición de Segismundo, tras su separación.

- Pero... ¿no estas enojado conmigo?.

- ¿Por? —Guardó silencio, el hijoputa ni siquiera sabía de que estaban hablando.

- Por haberte traicionado por la policía. —Dijo esto con timidez, realmente quería arreglar las cosas aunque esto le costara.
Este lo miró con una pequeña sonrisa, ladeando su cabeza.

- No estoy enojado Gus. —Dió una pausa.

- Eres mi mejor amigo y desde que nos separamos, te he extrañado cada día.

Dicho esto ambos guardaron silencio, uno cómodo.
Volvieron a hablar unos minutos después, cuando Gustabo rompió el silencio luego de insultar la diminuta barba de Segismundo.
Continuaron conversando, el ojiazul le relataba lo sucedido con su jefe y su hermano y los sentimientos que había descubierto por este último.
El pelinegro le hablaba sobre el negocio familiar y lo mucho que había progresado.
El ambiente era muy tranquilo, ambos tomaban ahora una taza de cafe con unas galletas de chocolate y miel.

Tras tantear un poco el terreno, Gustabo decidió que era su oportunidad.
Que era el momento.

- Espera aquí puto. —Le dijo Gustabo antes de salir de la casa rápidamente dejando a Segismundo con la duda y las palabras en la boca.

Aunque no tardó mucho en volver, en volver con una mochila completamente cargada de ropa, tirandola al suelo causando un estrepitoso ruido.
Al ver que el de naranja no entendía ni un poco la situacion, el rubio con su mejor sonrisa extendió los brazos intentando causar un poco de misterio o intriga.

- ¡Sorpresa! ¡Ahora tienes un compañero de piso!.

-  ¿Que?

End
Episode XIII

 

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