XVI

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¿Quien eres Jack Conway?


Gustabo tras desaparecer un tiempo de comisaría y ser tragado por la misma tierra, aparece por la puerta delantera como si nunca nada hubiera pasado.
Con su cabellera dorada, sus ojos azules como un sueño y su actitud como una pesadilla.

Horacio esa vez no lo acompañaba pues tenía una cosa muy "importante" que hacer.
Gustabo aun le daba pánico estar solo en la inmensidad del edificio, por lo cual con timidez se dirigió a los vestidores decidido a retomar nuevamente su rutina con su uniforme.
Grande y no buena fue su sorpresa al ver a su jefe cambiándose su pistolera negra, que al percatarse del chico, lo único que hizo fue cruzarse de brazos.

Ambos intercambiaron una mirada casi al instante, asesina.

Y ahí Gustabo deseó estar muerto por segunda vez en el día, pues la primera fue al despertar.

Conway al ver al joven, pudo sentir su mandíbula tensarse y sus dientes a punto de quebrarse y romperse.
Ambos terminaron en el despacho del mayor, el pan de cada día.

- ¿Se puede saber porque cojones desapareces sin avisar? ¿sin mi puto consentimiento? Hablaba el pelinegro con tranquilidad mientras caminaba de un lado a otro sobre la alfombra.

Luego de un minuto exacto, el volumen de su voz empezo a elevarse, logrando que su sonido demandante y calmado se convierta en un autentico gallinero.

Los gritos no tenían pinta de cesar, aturdian los oidos de Gustabo y lo único que lograban hacer, era que ambos perdieran el poco respeto que se tenían.

Si es que alguna vez hubo alguno.

Por cada reunión los insultos hacia su persona y a su amigo no faltaban, inclusive cuando ninguno de los dos estaban involucrados en el problema.

Así era Jack Conway, parecía tenerle algún tipo de manía al duo.
A Gustabo.

¿Por que?

Aunque el recién nombrado no se mostraba muy exaltado ni mucho menos intimidado, solo sentía unas inmensas ganas de pegarse un tiro en los huevos.

"Tengo hambre"

El ojiazul miraba sus uñas como si jamás las hubiera visto y rascaba su cabeza con desinterés, se deleitaba al imaginar un inmenso sándwich de jamón serrano, pollo y mayonesa.

Parecía un padre regañando a su hijo adolescente por romper la ventana con su balón. Solamente con el detalle de que el padre es un amante del alcohol, tiene graves arranques de ira y el vidrio costo todo su sueldo de 5 años.

- ¡Eres un capullo!, ¡Un idiota!, ¡Un bueno para nada!, ¡¿No tienes vergüenza?!

- Conway, calmese por favor.

Giró sus ojos y colocó su mano derecha en su sien.

Una curiosidad de Gustabo era que aunque el no lo intentara, siempre terminaba explotando a las personas y muy específicamente a la que tenía en frente. Era un don.

Todo gracias al temperamento de Conway y a la actitud sarcástica junto al tono vacilón de García.

Se detuvo a pensar.

"Conway"

"Se que te conozco de alguna parte"

"Pero. . .
No se de donde"

La cabeza de Gustabo se tornó borrosa.
Se estaba cansando de escarbar en recuerdos que no llevaban a ningún lado.
Ciertas situaciones le ponían la mente patas para arriba, le eran familiares.
Y jamás sabía, jamás recordaba.
Las figuras en sus lagunas nunca tomaban forma y era todo tan. . .

Estresante.

Era el, aquel hombre que estaba a unos cuantos pasos de si.
Era el, pero no sabía quien era.

Le habla y su voz ya esta acomodada en sus oidos desde antes.
Pero Gustabo no sabe.

Jack habla.

- Vete de mi despacho ahora, trozo de mierda. —Se colocó firme mientras acomodaba su corbata y subía sus lentes oscuros a sus ojos.

- Eres como un puto niño.

Tal vez lo era.

El mismo dió por finalizada la reunión al sentarse frente a la computadora y comenzar a teclear.

No tuvo mas remedio que abandonar la sala, no entendió ni la mitad de lo que dijo, su cuerpo y su mente estaban desconectados.

Estaba fuera de orbita.

El superintendente le daba dolor de cabeza y no solo por sus gritos y rabietas.
Había algo mas, esa persona era alguien en la vida de Gustabo.

Deseaba ir a mirarlo a los ojos y poder decir con seguridad:

- Al fin se quién eres. Lo dijo en voz alta sin querer.

Miró a su alrededor en busca de alguna persona que haya oido su comentario aparte, que afortunadamente no fue el caso ya que comisaria estaba completamente vacía.

Corrió inmenso en la vergüenza hacía vestidores nuevamente, no había tenido tiempo de cambiarse aun.

Gustabo ya tenía casi arruinada su relación con Horacio, jamás hubo una relación con Conway y con Volkov ni se diga.
¿Que mas podía cagar?

"Esa reunión me ha dado hambre"

Con su uniforme mal acomodado y sus pelos despeinados, subió al patrulla.
Las calles estaban repletas de personas, animales y coches. Tal vez por eso la ausencia de agentes en comisaria.

Distraído, observaba como un calvo completamente desnudo era perseguido por un oficial.

- Puto día de mierda.

Golpeó su cabeza con el volante y gruñó.

End
Episode XVI

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