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CHAPTER ELEVEN;disappointed
Kiri, Tsireya, Lo'ak, Hope, Neteyam y Rotxo estaban sentados sobre unas rocas cerca del océano formando un círculo. Los chicos Metkayina habían decidido que lo mejor sería mejorar el contener aún más la respiración, así podrían mantenerse más tiempo bajo el agua cuando nadasen en Ilu.
Y aunque Hope manejaba bastante bien aquello, no quiso irse, pues la muchacha siempre buscaba oportunidades para aprender, y esta no sería la excepción.
–Inspiren profundamente y exhalen despacio–explicó la rizada mientras todos la imitaban–. Imaginen una llama titilando y traten que su corazón lata más lento–dijo, colocando su mano adelante y luego en su pecho conforme les instruía.
La joven, sin pensar mucho en sus actos y las consecuencias de esto, puso sus manos sobre el pecho y estómago de Lo'ak a modo de demostración, ocasionando que este se distrajera un poco.
–Lo'ak, tus latidos son rápidos.
–Lo siento–respondió de inmediato, mostrando lo nervioso que estaba.
–Concéntrate–demandó la chica a su lado.
–Está bien.
Cuando las miradas de ambos adolescentes se encontraron, pareció que los dos se sumergieron en su propio mundo, olvidando al resto. Cosa que no pasó desapercibida por nadie de los que se encontraban ahí.
Rotxo intentó reprimir su risa apretando sus labios, ganándose una mala mirada por parte de Kiri, quien también rodó los ojos. Sin embargo, Neteyam y Hope se observaron sonrientes. Estaban alegres porque su hermano y amigo estuviera experimentado su primer amor.
☪︎
Luego de aquella pequeña lección, todos los presentes tomaron diferentes direcciones, cada uno yendo a hacer lo que sea que tuviesen planeado para lo que quedaba del día.
Hope caminaba lentamente por la orilla de la playa, pues no tenía nada en especial que hacer por ahora. Disfrutaba de la hermosa vista que el paisaje le propinaba. Si bien todavía no era hora del atardecer, el cielo estaba pintado de un bello color violeta que la hacía perderse admirando el horizonte.
–¿En qué piensas?–la voz que escuchó a su lado la asustó, provocando que saltase un poco en su lugar.
–Neteyam, por favor, no vuelvas a hacer eso–lo miró seriamente. Hablaba en serio.
–Lo siento, no quería asustarte–se justifico lo más pronto que pudo–. Solo te vi aquí, sola. Y, no sé, creí que sería una buena idea hacerte compañía.
El corazón de Hope se aceleró considerablemente. Le encantaba que el chico tuviera esos delicados detalles con ella. La hacían sentir especial y estaba comenzando a experimentar sensaciones que jamás sintió con nadie más.
