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EXTRA V;first born
Si Hope tuviera que describir con una sola palabra la inmensa y desagradable sensación que recorría su cuerpo, definitivamente sería dolor. Aquel sentimiento de malestar puro y en su máximo esplendor se había instalado en su ser desde muy temprano ese día, sin embargo, las últimas dos horas habían sido las peores a juicio de la albina.
—Mi vida, lo estás haciendo increíble—la de rastas logró distinguir la voz de su esposo.
Sintió la mano de Neteyam acariciar su frente, y agradeció internamente estar acompañada del Omaticaya, pues, aunque no quisiera admitirlo, estaba aterrada.
Hope se retorció nuevamente cuando una contracción se hizo presente con más fuerza, obligándola a aferrarse con una mano al brazo del hombre trenzado junto a ella, y con la otra, apretar la manta sobre la cual estaba recostada.
—Vamos, mi niña—habló la Tsahik—. Solo has un último esfuerzo, Hope. Ya casi.
Mientras tanto, fuera de la tienda, estaban Jake y Neytiri junto a sus tres hijos y Spider. Desde que Neteyam les había informado que su esposa había comenzado a tener dolores, indicando que, posiblemente, su primer hijo o hija estaba por nacer, los cinco nativos y el humano no habían hecho más que estar pendientes y alerta, dispuestos a ayudar en lo que fuera, y esperando impacientes por conocer al nuevo o nueva integrante de la familia.
—¿Ella estará bien?—cuestionó Tuk, refiriéndose al bienestar de la albina.
La niña, quien a pesar de haber crecido, convirtiéndose en una bella adolescente, seguía manteniendo su esencia inocente.
—Tranquila, hija—habló el padre de la menor—. Hope es una chica fuerte, estará bien.
Luego de aquellas palabras, el silencio reinó nuevamente entre ellos. Mas, cuando menos lo esperaban, un grito desgarrador y mucho más ruidoso que los anteriores retumbó por el bosque. Eso ocasionó que la familia Sully se pusiera de pie, atentos a cualquier situación que pudiese ocurrir. Entonces, oyeron el llanto de un recién nacido y el alivio se vio reflejado en sus rostros.
Por otra parte, Hope solo pudo cerrar sus ojos, sintiéndose desganada, pero increíblemente feliz de poder escuchar a su bebé quejarse. Era música para sus oídos.
Removió su cuerpo débil, y abrió sus celestes orbes, permitiéndose observar cómo la Tsahik limpiaba a la criatura que acaba de abandonar su interior, así como también inspeccionaba que todo estuviera en orden en cuanto a la salud del pequeño ser humano.
—Amor, ¿estás bien? ¿Cómo te sientes? ¿Necesitas algo?
No pudo evitar sonreír ante la preocupación de Neteyam, quien no había dejado de sostener la mano de su pareja en todo el proceso.
—¿Cómo está mi bebé?—interrogó la muchacha cómo pudo.
El trenzado acercó su rostro al de Hope y depositó un tierno beso en la cabeza de la contraria. Con aquel acto buscaba demostrar la gran alegría que se había apoderado de su ser.
—Aquí está tu bebé, querida—informó la mujer de mayor edad—. Es una hermosa niña.
Tras decir eso, la anciana dejó a la recién nacida en el pecho de la joven de rastas, y todo lo que pudo hacer fue llorar, sintiendo como sus lágrimas se mezclaban con el sudor esparcido por su silueta, después del enorme esfuerzo realizado anteriormente.
Neteyam se sumó a la acción de su esposa, juntando su frente con la de ella, y susurrando repetidamente lo agradecido que estaba con la albina por hacerlo padre de una bella criatura.
Hope, con la ayuda del Omaticaya, se sentó, apoyando su espalda en la pared detrás de ella, pudiendo así ver de mejor manera a su hija. La acurrucó entre sus brazos y, cuando sus ojos se encontraron con esos pequeños ojos verdes, supo que haría lo que fuese para proteger al ser humano que sostenía.
Lo que experimentaba Neteyam no era muy distinto a lo que le sucedía a la muchacha. Cuando la mirada de la pequeña chocó con la suya, sintió como todo su ser se rendía bajo el verdoso cautivador que lo observaba.
El joven acercó su mano temblorosa hacia la bebé, y abrió su boca con asombro cuando la criatura tomó su dedo índice y le regaló una leve sonrisa.
Neteyam repasó cada parte del cuerpecito que su amada abrazaba y sonrió con orgullo al notar que el color de piel del segundo amor de su vida era azul, sin embargo tenía varios detalles en blanco, creando matices que la hacían única. Además, los puntos brillantes que decoraban su silueta eran un lindo distintivo.
—¿Qué te parece A'lia?—murmuró Hope, refiriéndose a la elección de nombre para su primera hija.
Miró con atención a su chico, esperando con nerviosismo una respuesta.
—Es perfecto—masculló con determinación.
Él sabía lo que ese nombre significaba para su mujer, por lo cual no dudó ni un segundo en aceptar aquel como el nombre de su pequeña niña.
Desde ese momento, A'lia fue recibida estupendamente por los habitantes del bosque, quienes estaban entusiasmados por ser parte de la vida de aquella niña. Sin mencionar que la bebé se convirtió en la adoración de los Sully.
Lo'ak amaba enseñarle a hacer bromas y travesuras junto a Spider, Kiri podía pasar horas mostrándole cómo hacer joyería, Tuk estaba encantada con poder jugar y cuidar de vez en cuando a su sobrina, y Neytiri y Jake no podían estar más fascinados con la presencia de su primera nieta y estaban decididos en consentir y aprovechar a su querida niña.
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author's note: ¡Holaaa! Tanto tiempo sin escribir por aquí. La verdad extrañaba mucho relatar la vida de estos dos tórtolos, así que se me ocurrió regalarles este momento de Hope y Neteyam siendo padres por primera vez.
Espero les guste y disfruten de leer esta pequeña sorpresa. Con esto me despido de este fanfic y doy por terminada esta etapa, espero que hayan disfrutado de la historia tanto como yo, y gracias nuevamente por su apoyo<3 ¡Adiós!
