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CHAPTER TEN;starting the lessons
–Es lindo, ¿no?–habló Jake con optimismo una vez llegaron a lo que sería su nuevo hogar.
Era una choza, lo suficientemente espaciosa como para que la familia completa y su invitada pudieran quedarse ahí cómodamente. Y estaba ubicada sobre el agua, permitiendo a los animales acuáticos poder nadar bajo ellos con tranquilidad.
No muy de acuerdo con su esposo, Neytiri demostró su desconcierto soltando sus maletas de sopetón, sobresaltando a Hope, quien había estado inspeccionando el lugar desde que entró en él.
Todos ordenaron sus pertenencias simultáneamente, con pequeñas acotaciones por parte de Tuktirey, que observaba con atención; y ciertos murmullos de Neytiri, que se sentía incómoda por dejar su pueblo.
Una vez el atardecer se hizo presente en el horizonte, el padre de los Sully les pidió que se reunieran en la tienda para charlar.
–Siéntense, por favor–pidió el hombre.
Sin rechistar, su petición fue acatada por cada persona que se encontraba ahí.
–Necesito que se comporten extremadamente bien, lo digo en serio. Aprendan y cooperen lo que más puedan–miró a todos y luego dirigió su atención hacia Lo'ak–. No causarán problemas, ¿entendido?
–Sí, señor–respondió el chico, avergonzado.
De manera juguetona, Neteyam tomó el cuello de su hermano para apretarlo un poco, robándole un leve gruñido que demostraba su molestia.
Hope alzó rápidamente su vista hacia Tuk, quien lloraba porque extrañaba su hogar y deseaba regresar. Sonrió con nostalgia al ver a Jake y Neytiri consolar a su hija menor, tal como lo hacían sus padres con ella.
Los extrañaba. Demonios, sí que lo hacía. Pero aprendería a vivir y sobrevivir por ellos, y también por ella. Porque sabía que era lo suficientemente fuerte como para lograr salir adelante. Sabía que podía.
–Desde hoy–tomó la palabra la madre–, todos nosotros somos uno–levantó su mentón con orgullo.
–También tú, Hope–añadió el hombre–. Eres parte de nuestra familia ahora–le sonrío de forma tan reconfortante que Hope sintió una calidez abrazarla.
–¿Qué es lo que siempre dice su padre?
–Los Sully's somos uno–citaron al unísono.
–¡Los Sully's somos uno!–repitieron con más emoción después de ver la cara de incredulidad de sus padres. Incluso la muchacha se unió al discurso.
☪︎
Al día siguiente, los nuevos comenzarían con las lecciones para aprender las costumbres y modalidades de los Metkayina, tal y como lo habían acordado con Tsireya la tarde anterior.
Ya estaban en la orilla del muelle cuando observaron a los nativos de la tribu lanzarse al agua, invitándolos a ellos a hacer lo mismo.
–Tengo miedo–susurró Hope para si misma.
–Puedes tomar mi mano, si quieres–Tuk le ofreció con una amplia sonrisa–. Yo también estoy asustada, pero no te preocupes, estaremos bien.
Sintió su corazón estrujarse ante las palabras de la niña, siempre tan amable y cariñosa que le daban ganas de meterla en una caja de cristal para protegerla de cualquier mal existente.
Finalmente, ambas chicas se lanzaron tomadas de la mano, sumergiéndose en el agua sorprendentemente cálida, encontrándose con una muy animada Kiri. Era notorio que disfrutaba de la vista.
La vida marina era increíble, ese era el pensamiento de Hope. Ver a las diferentes especies de animales que nadaban con total libertad, las plantas hermosas que le daban vitalidad al lugar y algunos Na'vi que realizaban ciertos trabajos bajo el manto celeste.
Tuk como pudo le hizo una seña a su amiga y comenzaron a nadar detrás de los hermanos que ya se encontraban un poco más adelantados, siguiendo a Tsireya, Aonung y Rotxo.
De pronto, los tres hermanos Sully tuvieron que subir a la superficie para tomar aire, sin embargo Hope había conseguido contener la respiración por más tiempo. Simplemente se relajaba completamente y recorría el arrecife con tranquilidad.
Se había acercado más hacia los chicos Metkayina y los observó hablar en un lenguaje de manos que no entendió, provocando que ladeara su cabeza con duda y que Aonung le sonriera fugazmente.
De a poco todos fueron nadando hacia arriba hasta sacar sus cabezas del agua.
–¿Están bien?–preguntó la albina de inmediato.
–Son muy rápidos, espérennos–chilló Tuktirey.
Luego de que Tsireya reprendiera a su hermano por burlarse de los recién llegados y que Neteyam explicase que no comprendían su lenguaje de señas, Hope mostrándose de acuerdo; decidieron que sería mejor probar el manejo de los Ilu's, animales acuáticos pertenecientes al clan.
Así también le daban algo de espacio a Kiri, quién al parecer había ido a explorar por sí sola.
Aonung hizo sonidos extraños, llamando la atención de las criaturas del agua, alimentándolos en el proceso.
–Estos son los Ilu's. Si quieren vivir aquí, deberán aprender a montarlos–explicó.
El primero en intentarlo fue Lo'ak. Lamentablemente, no logró mantenerse demasiado tiempo sobre el Ilu, ya que, cuando el animal se sumergió, la fuerte corriente de agua lo derribó, ocasionando que todos rieran, en especial cierta chica de cabello rizado.
El segundo en probar fue Neteyam. Él consiguió hacerlo mejor que su hermano, manteniéndose un poco más de tiempo, sin embargo también cayó del Ilu tras andar escasos minutos.
–Que el vínculo sea gentil–dijo Tsireya con amabilidad hacia Hope, pues era su turno.
Cerró los ojos cuando sintió la intensidad de la unión arrasar con ella. Respiró tranquilamente y le transmitió calma al animal.
Lentamente comenzó a avanzar y, cuando el Ilu dio indicios de querer sumergirse, tomó una gran calada de aire para abastecer suficientemente sus pulmones.
Sorprendiendo a todos, logró domar correctamente al animal, nadando a gran velocidad bajo el agua. Luego de unos segundos, se encontró con Tuk y Tsireya, por lo que empezaron a nadar juntas y después Kiri se integró a ellas.
Cuando se separaron un poco, Hope sintió que alguien rozaba su pierna, así que giró instintivamente su cabeza en aquella dirección, viendo a Neteyam cara a cara.
Los Ilu's, al sentir las emociones y sentimientos de quienes los cabalgaban, iniciaron una pequeña danza entre ellos, cruzándose por delante o nadando en círculos alrededor del otro. Y los adolescentes estaban en su propia burbuja, sonriéndose y disfrutando de la calidez del mar.
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