24. new beginning

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CHAPTER TWENTY-FOUR; new beginning

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CHAPTER TWENTY-FOUR; new beginning

El sol se escondía en el horizonte, permitiendo así, que el atardecer decorase el cielo de Pandora con colores anaranjados y amarillentos.

La suave brisa marina golpeteaba el rostro de Hope, enviándole cosquillas y ocasionando que la chica cerrase sus ojos, disfrutando de aquella sensación. Después de todo el sufrimiento y el dolor, por fin conseguía gozar de un momento de paz y tranquilidad a solas, pudiendo agradecer vivir un día más.

Unas grandes y conocidas manos cubrieron sus párpados, y una risilla se le escapó cuando el muchacho habló, agravando su voz.

–¿Quién soy?

–Déjame pensar–fingió dudar–. ¿Aonung?–decidió jugarle una pequeña broma.

A pesar de que Hope le hubiese aclarado al joven Omaticaya que ella y el Metkayina solo eran amigos, el trenzado aún sentía algo de celos cuando los veía compartir demasiado cerca el uno del otro.

Neteyam quitó rápidamente sus manos de los ojos de la albina, y la chica se giró para presenciar el rostro de molestia del joven.

–Esto ya no es divertido–se cruzó de brazos.

–Solo estaba bromeando–rió ante el pequeño puchero que se había formado en los labios del contrario–. Ya sabía que eras tú.

Fue ahora ella quien apoyó sus manos en los hombros del chico en frente suyo para poder impulsarse hacia arriba, quedando de puntitas por la diferencia de altura, y así poder besarlo.

–No puedo enojarme contigo si haces eso–arrebató, sin embargo dejó un casto beso en los labios de la chica.

Hope se giró sobre su propio eje, recargando su espalda en el pecho del trenzado, al mismo tiempo que él la abrazaba por la cintura y entrelazaba sus manos con las de ella sobre su abdomen.

–Papá y mamá están pensando en seguir viviendo aquí por un tiempo–informó, mirando el paisaje–. ¿Quieres quedarte?

–¿ quieres quedarte?–la albina devolvió la pregunta, remarcando la primera palabra de la oración.

Sin dudar ni un segundo, Neteyam respondió:

–Mientras esté contigo, puedo ir a donde sea.

El corazón de la joven dio un vuelco y no pudo evitar sonreír. Amaba que el muchacho fuera tan romántico y respetuoso al momento de estar con ella. Aunque lo cierto era que su actitud amable era con todo mundo, con Hope lo era aún más, cosa que a ella le encantaba. La delicadeza era una de las cualidades de Neteyam que la enamoraban cada vez más.

–Entonces quedémonos aquí–contestó.

Luego de estar casi una hora ahí parados, simplemente admirando la belleza de la naturaleza de la aldea que en los últimos meses se había convertido en su hogar, decidieron regresar a su choza para cenar con el resto de la familia.

Los Sully y Spider ya estaban sentados, formando un círculo y con sus piernas dobladas por delante, teniendo la comida en hojas en medio.

–¡Llegaron los tórtolos!–canturreó el humano y Lo'ak comenzó a hacer sonidos extraños con su boca.

–Chicos, ya basta–regañó Kiri y rodó sus ojos por lo infantiles que su amigo y hermano podían llegar a ser.

–Vengan, siéntense–invitó Neytiri.

Hope y la fémina se llevaban de maravilla. La madre de Neteyam siempre sintió cariño y admiración hacia la muchacha por lo que, cuando ella y su hijo comenzaron a dar indicios de estar iniciando una relación, se alegró enormemente por ambos, sabiendo que los dos se complementaban a la perfección.

Entre risas, bromas y juegos transcurrió la tarde. Todos ahí se sentían increíblemente bien, felices de al fin poder disfrutar con tranquilidad de la compañía de sus seres queridos, sin tener que estar siempre alerta por cualquier tipo de ataque o amenaza.

Llegó la noche y la primera en ir a dormir fue la pequeña Tuk, quién no dejó de hablar con Hope durante toda la cena, haciendo que el corazón de Neteyam se encogiera con amor ante la escena que sus orbes presenciaban.

Luego el resto de personas le siguieron el paso a la tierna y alegre niña; sin embargo la pareja de adolescentes se sentó afuera con sus pies en el agua y mirando el oscuro cielo que era decorado por la gran luna y las diminutas estrellas. No hablaron en ningún momento, más bien sólo se dedicaron a observar y mantener sus manos entrelazadas, no queriendo soltarse nunca.

Finalmente, cuando sintieron que el frío comenzaba a calar en su cuerpo, decidieron entrar nuevamente en la tienda para dormir. En silencio caminaron hasta sus respectivas mantas y se acomodaron tratando de no despertar a nadie, sintiendo la calidez abrazarlos.

–Buenas noches, Teyam.

–Buenas noches, linda.

–Buenas noches, linda

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LIFT ME UP | Neteyam Sully Donde viven las historias. Descúbrelo ahora