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Neteyam caminaba entretenido a un lado de Ao'nung, sintiéndose en el cielo después de que este le robara un besito antes, al ser salvado.Podía acostumbrarse a muestras de cariño como esa sin problemas.
Le analizó durante un momento, notando lo guapo que estaba y que llevaba un peinado diferente mientras bostezaba, evidentemente cansado.
— ¿y bien? — cuestionó llamando su atención, provocando que este le viera mientras apartaba algunas hojas de su camino — ¿Porque estas en el bosque? — le pregunto. El ya había respondido antes... así que por ende, Ao'nung le debía una respuesta.
— buscaba algunas plantas para mi madre — contestó simplemente, tropezando y quejándose. Aquello le hizo reír y al otro avergonzarse — no es gracioso... — musito por lo bajo, mirando a otro sitio.
— ¿Porque no subes a los árboles?, es más rápido — opinó, señalando hacia arriba y notando la reacción ajena. Una chistosa mueca que decía claramente "no, gracias"
— no se si lo notaste pero, yo no se trepar — le recordó lo obvio, a lo que Neteyam tan solo sonrió y dio una vuelta sobre si mismo caminando de espaldas — no hagas eso, te vas a caer — le regaño, a lo que simplemente respondió sacándole la lengua.
— pececito cobarde — dijo al momento, recibiendo una mueca divertida del otro.
— gatito salvaje — contestó el otro devuelta, a lo que ambos empezaron a reír por los sobrenombres.
— te ayudare a buscar para que termines mas rápido — pronunció después, a lo que este se detuvo mirándolo y negando.
— siempre me estas ayudando, Net. Deberías volver a casa ya — se negó, notándose algo apenado y serio al respecto.
— anda, sera mucho más rápido y fácil — trato de convencerlo, volviendo a seguirle el paso en cuanto este continuo avanzando — además, pueden aparecer más criaturas — le recordó, provocando una reacción de pavor en el otro y le hizo contener una sonrisa, de milagro.
Ao'nung pareció meditarlo por un rato, dudoso y preocupado ante lo último.
— ...bien, tu ganas — contestó tras un suspiro, haciéndole sonreír con victoria — pero son plantas fáciles de olvidar por sus nombres, ¿los podrás recordar? — le pregunto con dudas, a lo que Neteyam tan solo asintió y se detuvo, siendo detenido el paso ajeno también.
— solo tengo que anotar los nombres, no los olvidaré — respondió tomando el estuche de sus flechas y sacando de este el telar donde escribía, además de su pluma. Los ojos de Ao'nung admiraban con clara curiosidad.
— ¿que haces? ¿Anotar? — preguntó con cada vez más dudas, haciéndole reír.
— si terminamos rápido te contaré más de esto — contestó para no perder tiempo, listo para tomar apuntes — anda, nombres — pidió mirándolo.
Ao'nung tan solo se resignó asintiendo con la cabeza y empezando a mencionar plantas extrañas y como se veían.
Así empezaron a buscar, con el Metkayina viajando por el suelo y el tomándose la libertad de buscar por sobre la copa de los árboles, vigilandolo en cualquier caso de aparecer peligros.
Gracias a su ayuda, pudieron salir del bosque al rededor de media hora después. Llevando una buena cantidad de cada planta requerida.
Ao'nung le agradeció con un beso en la mejilla un par de veces, cada que le entregaba una de las plantas que estaba buscando. En una... casi se caía de algunas lianas por quedarse embobado por ello, haciendo que el de piel turquesa se riera.
Realmente la pasaba muy bien con Ao'nung en todo momento.
Después de salir del bosque, caminaron por la orilla de la playa teniendo pequeñas conversaciones (que si le preguntaban) eran bastante cómodas.
Fueron hasta donde estaba la Tsahik, madre de Ao'nung, para dejarle todas las plantas a mano. Esta les agradeció y les deseo un buen resto del día a ambos antes de regresar a sus labores como líder espiritual.
La ruta de ambos continuó una vez más, dirigiéndose a donde habitaba con su familia con la intención de dejar lo que el recolectó. No había nadie en casa cuando llegó, pero tampoco se preocupo por ese hecho.
Lo último que hicieron, dispuestos ambos a descansar, fue ir hasta la sombra de algunos árboles cercanos a la costa, sentándose a admirar el mar.
Había sido una mañana muy acogedora (dejando lo que ocurrió en el bosque como excepción, por supuesto).
Neteyam sacudía la cola con lentitud y calma, bastante tranquilo con las vistas y con los pies cruzados, en pose de indios.
— Net — le llamó Ao'nung tras un rato, provocando que le mirará ante el apodo repentino — tienes puntitos oscuros por todos lados — le señaló, haciendo que dejara de mover la cola en shock.
Cierto, nisiquiera se preocupo por preparar la savia y hace días que no la usaba...
Se cubrió las mejillas entrando en pánico, colorandosele la cara de los nervios. ¡No deseaba ser visto así por Ao'nung!, debió quedarse en su casa y preparar la savia.
— no mires — balbuceo avergonzado encogiendose en sí mismo tímido y ansioso, planeando levantarse e irse de allí.
Pero Ao'nung no le dejó que se fuera, tomándole del brazo sin aplicarle fuerza, haciendo que se quedara sentado.
— Oye oye, tranquilo — murmuró tratando de calmarlo, buscándole la mirada hasta encontrarla — ¿Acaso es una enfermedad? — preguntó, calmandolo con su tono de voz y con esos ojos azules que le hacían perderse en él.
Neteyam negó, haciéndose un bollito vergonzoso en sí mismo.
— son pecas...no son una enfermedad pero... son horribles — contestó con vergüenza, esperando que lo dejara ir. Cosa que no pasaría.
— ¿si?, pues yo creo que te van muy bien — halago Ao'nung dedicándole una linda sonrisa — son muy bonitas — continuó, haciendo que bajara las manos de sus mejillas sonrojado y se acomodara un poco, sin apartar su timidez.
— ¿enserio? — dudo, mirándolo. El de piel turquesa tan solo asintió, encontrándose totalmente seguro de sus palabras.
Para ese entonces se relajó, convencido por este.
— tienes algunas aquí y aquí — señalaba Ao'nung con cariño, tomándose la libertad de señalar sus hombros y parte de su cuello, acercándose más a él. Aquello le hacia sentir cosquillas por dentro — y unas muy preciosas por aquí ~ — canturreo, besandole tras el hombro izquierdo y provocándole un pequeño ataque de amor en su interior.
Ao'nung continuó con lo de los besos, besandole en los hombros, besando su mejilla y su nariz, haciéndolo reír. Luego llegó a besarle en los labios, derritiendole el corazón con aquello.
Se sonrieron tras aquello y este prosiguió a besarle los nudillos de la mano para luego recostar la cabeza en una de sus piernas, mirándole desde allí.
— tonto — murmuró soltando una risita y cubriendole los ojos con la mano. Realmente lo amaba a cada segundo más.
— pero tu tonto — respondió este con una sonrisa, moviéndose para besarle en la palma de la mano haciendo que se ruborizara aún más.
Así se quedaron hasta que el metkayina empezó a bostezar y cerrar los ojos, dejándose llevar por algunas caricias que daba sobre su cabeza, admirandolo.
Rió un poco cuando este se quedó dormido, evidentemente cansado y probablemente demasiado relajado como para evitarlo.
Después de aquello, tan solo lo dejo descansar con la cabeza sobre su regazo, mientras tarareaba enamorado y mirando al precioso mar.
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🌱🍂 Hijo de Omega 🍂🌱
Fanfiction《Omatikaya》 Ellos eran diferentes a los metkayina. Colas pequeñas, delgados, de tonos azules que tocaban al cielo nocturno, pertenecientes de bosque y no de mar. Hijos de tierra, como los llamarían algunos pertenecientes a los mares. Una familia...