《Omatikaya》
Ellos eran diferentes a los metkayina.
Colas pequeñas, delgados, de tonos azules que tocaban al cielo nocturno, pertenecientes de bosque y no de mar. Hijos de tierra, como los llamarían algunos pertenecientes a los mares.
Una familia...
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Un suave arrullo y un delicioso aroma le envolvían mientras empezaba a despertar.
Era como oler el agua salada, pero más perfumada... le recordaba a las mañanas cálidas donde desayunaba con toda su familia.
Sonrió inconscientemente, abriendo los ojos poco a poco para ver a su alrededor y notar unas cuantas cosas.
Estaba en cama, cubierto por mantas, en una habitación cubierta para que el sol no le diera en el rostro. También... a su lado se encontraba Ao'nung, tomándole de la mano y manteniéndole los nudillos contra su frente, sin moverse.
Este producía suaves sonidos y se notaba lo cansado que estaba, haciéndole preguntarse cuanto tiempo llevaba ahí.
— Ao'nung — murmuró con cuidado para ver si estaba despierto. Él otro en respuesta de inmediato alzó la mirada, provocándole un revoltijo de emociones.
— Net — respondió después, escuchandose con una voz ronca y baja mientras le acariciaba la mano lentamente — ¿como te sientes? ¿te duele en algún lado? — empezaba a preguntarle, notándose preocupado.
Neteyam tan solo arrugó la nariz sin responder, más concentrado en los ojitos azules de la persona que amaba.
Tenía los ojitos hinchados y rojos, indicando que había estado llorando muy constantemente. Además de que estos le describían lo cansado que este estaba. Neteyam se preguntó, si este se había movido en algún momento de ahí.
— yo...- — trato de hablar para responder, antes de sufrir una arcada y verse obligado a inclinarse a un lado, con ayuda de Ao'nung.
Dejo salir bastante sangre de su interior, provocándose así mismo un susto en cuanto vio el vómito.
— despacio, despacio — murmuraba el otro a su costado, moviendole los cabellos y pasandole una mano por la espalda con total gentileza. Agradeció el tenerlo ahí con él.
Volvió a recostarse con un poco de incomodidad y asco. Vomitar sangre no era precisamente el estoy bien que quería pronunciar antes.
Ao'nung le ofreció agua fresca para que se refrescara un poco, a lo que agradeció y se sentó siendo ayudado una vez más.
Se avergonzo bastante de no poder hacer las cosas por si sólo, como moverse.
— ¿que fue lo que sucedió? — indagó con lagunas en la mente, recordando haber tenido mucho dolor en algún momento y haber visto a su padre y madre preocupados, también, recordaba el rostro de Lo'ak vagamente.
