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Ao'nung sonreía mientras Neteyam, quien lo rodeaba, se mantenía detrás de él, escondiéndose.
— ¡por favor! ¡¡No lo volveremos a hacer!! — rogaban y lloriqueaban como bebés frente a él, cierta cantidad de individuos a los que les debía devuelta un favor.
Muchos de su pueblo los rodeaban y murmuraban, pero no le importaba en lo más mínimo la vista pública, de hecho, quería que fuera más que evidente que con-su-chico, nadie se metía.
Neytiri, la madre de Neteyam y él por fin tenían un acuerdo mutuo de yerno a suegra que los llenaba de satisfacción.
La misma mencionada descansaba sobre una roca, meciendo uno de sus pies mientras limpiaba una daga de piedra fina, como si nada.
Como si no hubiera amenazado de asesinato como a 5 chicos a la vez.
Lloraban y rogaban de rodillas en la arena con el sol sobre sus cabezas, teniendo con ellos una merecida golpiza que dejarían cicatrices (gracias a cierto anfitrión, que era el mismo). A la vez, eran exhibidos frente al pueblo, disculpándose y humillandose públicamente por lo que hicieron.
Aquel, era el trato para que no los desapareciera y los llevara a nadar con los "lindos" peces fuera del arrecife.
— Ao'nung... esto es demasiado — susurraba un Neteyam con tono preocupado y nervioso detrás suyo, pero no le tomó la palabra.
No iba a dejar que esos idiotas que alguna vez llamó amigos se salieran con la suya.
— ¿que es todo este alboroto? — escucho a su padre preguntar, llegando hasta la escena al ver que varios pueblerinos salían de sus labores y se aglomeraban en un solo sitio — hijo, ¿que es esto? — continuó cuestionando en cuanto lo vio, acercándose con cierto toque de confusión y seguro, algo de enojo.
Antes de que se creará algún malentendido con él decidió acercarse para contarle lo que sucedía al oído.
Los chicos parecían levantar la cabeza esperanzados con que Tonowari, el Olo'eyktan, se apiadara de ellos y los ayudará a salir de esa situación.
Pero no fue así.
— ¿que hicieron que? — preguntó luego con una voz de mando aterradora, ladeandose un poco para ver a su Neteyam, quien seguía tras de él con los nervios de punta y mirándose nervioso — ¿es eso cierto, Neteyam? — preguntó, provocando que su gatito balbuceara por los nervios y la preocupación sin digerir palabras concretas por un momento.
— señor Tonowari, yo- — trato de suavizar las cosas, claramente en vano. Los moretones en su cuerpo no eran cosa fácil de ocultar y los arañazos que tenía en algunas sonas (indicando un claro forcejeo o pelea), fueron los que dieron la última palabra.
— deberia darles vergüenza — bramo su padre hacia los chicos arrodillados en el suelo, haciéndolos temblar — ¿creen que es divertido intimidar a los demás? ¿Qué pensarían sus padres si los vieran haciendo tal cosa? — preguntaba, provocando que se encogieran en su sitio lloriqueando. Ao'nung sonreía sin poder evitarlo — ¿que pasaría si fueran ustedes a los que les hicieran esas cosas? — preguntó claramente más alterado y enojado, pero manteniendo la compostura como el jefe que era — a partir de este día espero que estén listos para limpiar cada marui desde la costa este hasta la oeste, ya que les sobra tanto tiempo para cometer estupideces — proclamó, castigandolos y girandose a ver a su pueblo con ira contenida — que quede en claro para cualquier Metkayina, que los Sully no son ningunos extraños, son familia Metkayina. Todo aquel que se atreva a señalarlos como otra cosa no tienen el derecho a seguir pisando esta isla — sentenció, causándole algunos escalofríos hasta él. Los murmullos no se hicieron esperar hasta que golpeó la lanza contra el suelo con fuerza — ¡¿quedó claro?! — grito imponente, logrando el silencio total.
Luego de aquello hizo que todos se fueran a sus labores, a lo que él grupo de tontos ese se levantaba y se dirigía a empezar con cumplir el castigo.
Sonrió complacido de que su mensaje allá sido extendido por su papá.
Este último se acercaba a Neteyam, revolviendole el cabello tiernamente y posando la mano en su hombro, mirándolo.
— primogénito de Toruk Makto, Neteyam — habló, brindándole claro apoyo a su chico — no dude en dirigirse a mi consulta si algún Metkayina le vuelve a presentar problemas, ¿entendido? — el menor asintió, cubriéndose la cara rojo y provocándole a él y su padre una pequeña risa.
Era demasiado tierno y pequeño delante de su papá.
Así como se había acercado se fue, despidiéndose de ellos.
Neytiri habría presenciado todo con una sonrisa antes de decidir dejarlos a ambos solos allí, habiendo cumplido con su función de amenazar por proteger a su bebé.
Y si, así le llamó esta a Neteyam antes cuando estuvieron conversando y planeando lo que iban a hacer.
Ya tenía bajo control a los idiotas que se atrevieron a intimidar a su gatito salvaje, se llevaba mejor con su futura suegra y encima tenía un nuevo apodo con el cual ponerlo nervioso y molestarlo un poco (sin la clara intención de hacerlo llorar o algo por el estilo, solo sonrojarlo).
— ¿estas bien? — le pregunto divertido porque se seguía encogiendo y cubriéndose la cara con pena, provocando que lo rodeara por los hombros y lo atrallerá hacía él.
— ustedes se pasan... — balbuceo avergonzado, haciendo que se viera obligado a reír y besarle la cabeza enternecido.
— nadie se mete con mi bebé — canturreo, provocando a este y haciendo que lo viera con toda su hermosa carita roja, listo para quejarse por el apodo. No le brindó el permiso de quejas, robándole un beso en los labios en plena zona publica, importandole poco si eran vistos o no.
— pez idiota — murmuró después, creandole más risas.
— tu pez idiota — contestó devuelta y besandole en la orejita con amor.
Luego de aquello se dispuso a tomarle de las manos y guiarlo a un sitio más tranquilo donde pudieran estar sólo los dos y conversar.
Tan pronto como estuvieron calmados y sentados, se disculpó con este por haberlo dejado solo el día anterior, a lo cual Neteyam solo le respondía con clara pena que no había nada que disculpar.
Aun así le aclaro que quería seguir pidiéndole disculpas, para alejar cualquier pensamiento triste que pudiera crear en el corazón de su chico si no lo hacía.
Luego de aquello, finalmente este cedió y le dijo que estaba perdonado, haciéndolo sonreír.
Escuchar directamente que era perdonado era lo suficientemente bueno como para saber que Neteyam no le iba a dar vueltas al asunto después.
También le contó de la próxima celebración, invitándolo a asistir con él y recibiendo una respuesta positiva de su parte que, sin mentir, le alivio bastante.
Ya solo tenia que esperar a la noche de la fiesta y pedirle que fuera su pareja como lo planeó, la ocasión perfecta.
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🌱🍂 Hijo de Omega 🍂🌱
Fanfic《Omatikaya》 Ellos eran diferentes a los metkayina. Colas pequeñas, delgados, de tonos azules que tocaban al cielo nocturno, pertenecientes de bosque y no de mar. Hijos de tierra, como los llamarían algunos pertenecientes a los mares. Una familia...