《Omatikaya》
Ellos eran diferentes a los metkayina.
Colas pequeñas, delgados, de tonos azules que tocaban al cielo nocturno, pertenecientes de bosque y no de mar. Hijos de tierra, como los llamarían algunos pertenecientes a los mares.
Una familia...
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[ 🥀 ]
Neteyam se encontraba triste y deprimido.
El día anterior había estado esperando por Ao'nung por horas, pero el nunca llegó y eso le hacía sentirse mal, por supuesto.
Pero no era lo suficiente como para provocar que se enojara con él.
Sabía que si no había llegado era por que algo estaba haciendo, y que ese algo debía de ser importante como para que olvidará una promesa que le haya hecho...¿verdad?...
Otras cosas que inundaban sus pensamientos eran las palabras de Lo'ak hace ya un tiempo, grabadas en su corazón. Se preguntaba si eso de que para él, no era su hermano, era cierto. Nunca se tocó el tema y era como si nunca hubiese sucedido.
Pero allí estaba, en sus memorias más tristes.
Negaba y suspiraba, abrazando sus piernas y mirando el mar en completa calma y silencio hasta que llegaron ellos.
- ¿pero no es este uno de los fenómenos del bosque? - escucho sus risas y lo dicho, levantándose de inmediato. No quería ningún problema y mucho menos peleas. Su cuerpo se mostraba débil por falta de entrenamiento y po estarse recuperando tanto tiempo, además de que estaba sólo... - Hey Hey, ¿a donde vas? - intervino uno de ellos bloqueandole el pasó, a lo que se vio obligado a retroceder.
No fue sorpresa alguna para él, el perder contra ellos.
Por mucho que pataleara y atacará, estos eran más y tenían más energías que él. Además de que lo que les faltaba de cerebro lo tenían en fuerza.
Ese día por culpa de ellos, se quedó tirado en la playa hasta que cayó el sol, abrazando su estómago adolorido por todos lados.
No lloró en lo absoluto aún después de ser golpeado de aquella forma, porque para él llorar no valía la pena.
Cuando pudo levantarse se limpio el rostro y algunas heridas, llendose a casa a paso lento para no soltar algún quejido por el dolor que le provocaba tan solo caminar.
Tan pronto como llego a casa, se metió en su hamaca y se cubrió con su manta, sin dejar que nadie le viera o lo molestara de aquella forma.
Al menos agradecía que Ao'nung, aunque hubiera olvidado su promesa... no la hacía para estar con ellos.
Con ese pensamiento aliviante en mente fue que pudo dormir esa noche, esperando que con un buen descanso su tristeza y sus heridas sanaran.
