《Omatikaya》
Ellos eran diferentes a los metkayina.
Colas pequeñas, delgados, de tonos azules que tocaban al cielo nocturno, pertenecientes de bosque y no de mar. Hijos de tierra, como los llamarían algunos pertenecientes a los mares.
Una familia...
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[ 🥀 ]
Ao'nung se movía nervioso y preocupado.
Estaba con Neteyam en el marui donde este vivía con su familia, después de haberlo llevado hasta ahí.
El Omatikaya se encontraba como si se fuera a desvanecer en cualquier momento, por lo que tenía que agarrarlo constantemente asustandose más. ¿Qué le había dado?, si estaba bien hace unas horas, solo que deprimido pero había podido solucionar eso.
— toma esto — le indicaba Neytiri a su hijo, brindandole un pequeño tazón con medicamento que Neteyam parecía ir a agarrar, pero no pudo.
El de piel más oscura alejo las manos de su madre de inmediato, teniendo arcadas que indicaban que volveria a vomitar en cualquier momento.
Tanto Neytiri como él se mostraron preocupados ante ese hecho.
Tuvieron que hacer uso de una canasta donde el de bosque pudiera vomitar y aliviarse, cosa que hizo al instante. Neytiri le acariciaba la espalda y murmuraba algunas palabras a este que no entendía muy bien.
— ¿Debería buscar a mi madre? — preguntó nervioso viendo a la Omatikaya mayor, a lo cual está negó.
— presiento que no es algo que puede revisar la Tsahik — contestó ella, usando un trozo de tela húmedo de una sustancia con olor suave — toma mi niño — pidió esta entregándole el pedazo de tela a su chico, el cual lo tomó.
Tan pronto como lo olisqueo pareció relajarse, sacudiendo la cola despacio y con alivio. ¿Qué era eso?
— ¿entonces...? — prosiguió a consultar, ansioso todavía. No le gustaba ver a Neteyam sintiendose mal.
— hablaré con Jake — respondió poniéndose de pie, ya que todo el tiempo estuvo agachada a la altura de ellos, que estaban sentados — cuidalo por mi — le pidió, antes de marcharse y dejarlos solos.
Se quedaron en silencio cuando esta se fue, uno que alimentaba su ansiedad.
Neteyam mantenía su naricita contra la tela y los ojos cerrados, tranquilo.
— perdón por esto — se disculpó de repente, notándose que en realidad estaba angustiado. Ao'nung se preguntó mentalmente cómo era que hacía para verse tan tranquilo estando con angustia u otro sentimiento.
— no no, no te tienes que disculpar por esto — respondió al momento, acercando su mano a la mejilla de este para acariciarla.
Cosa que no pudo hacer ya que este reaccionó con asco y afirmando la tela contra su nariz.
— hueles a algas — balbuceo con notables náuseas otra vez, confundiendolo.
