Han transcurrido dos años, desde aquel nefasto accidente en donde Selene sigue sin recuperar la memoria bajo las cálidas manos del empresario ruso Vlad Zelenskiy.
Por otra parte, el Jefe de los Yakuzas entrelaza relación con Dimitri para buscar ven...
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🗡SELENE🗡
— ¡ No te muevas !— suelto alarmada mientras quito una parte del rastro de vello que ha crecido en la barba de Vlad.
Aun tengo miedo lastimarle.
Ambos estamos solos en el baño, en el suyo.
Esta es la confianza que ambos tenemos y que nos limitamos a mantener.
Los dos estamos tan cerca, aunque es alto puedo alcanzarlo gracias a un pequeño banco que utilizamos con Artemis, ya que a menudo visitamos su ducha por ser la más grande de la casa.
La mitad de su rostro esta cubierta de espuma de afeitar, una sonrisa de oreja a oreja se le dibuja en los labios antes de hablar —¿¡Nadie te ha dicho, que el día de hoy, estás hermosa!? — eso suena más a una afirmación que cualquier pregunta.
Sus elogios desde el primer día que llegue a esta casa me ruborizaron pero con los meses que han transcurrido ya le sigo el toque.
Sin dejar de remover la espuma de su barbilla, asiento divertida — Debo agradecerte los elogios, su alteza pero en la mañana lo repeti frente al espejo dos veces — señaló dos de mis dedos.
No soporta mi broma, y de inmediato suelta una carcajada mostrando sus dientes blancos y uniformes.
Puedo notar como su mirada no deja de observarme en lo absoluto, se que intenta capturar cada detalle y eso me gusta.
— Debería llamar a mi psicólogo y decirle que necesito una cita porque alguien se esta adueñado por completo de mi ego, ya que desde un buen tiempo lo busco y no lo encuentro — bromea mientras abro la llave del lavamanos para limpiar la cuchilla.
Asiento y vuelvo a repetir otra vez la acción de retirar otra parte de su poca barba que empieza a notarse hasta terminarlo del todo.
— Fuera de bromas, estas muy hermosa el día de hoy — susurra muy cerca de mis labios
Se que lo ha dicho enserió.
— Gracias —.
Siento mis mejillas arder de inmediato, el silencio se adueña en ambos y solo la conexión en nuestras miradas expresan todo o tal vez nada.
—¿Porqué?— Cuestiona apoyándose ahora contra el lavamanos.
Trago saliva e inhalo un poco de aire para responder — Por todo — desvío la mirada a un punto ciego de nuestros pies para continuar — Mantenerme a tu lado, es lo que más agradezco e incluso por ayudarme de quien mismo soy —.
— Sabes que puedes contar conmigo, no importa la situación tampoco tienes porque agradecer ya que estás al tanto de mis sentimientos y todo lo que hago por ti es para que vuelvas a ser feliz así tus recuerdos regresen o no —.
