15.- TORRE DE LA DONCELLA

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🗡ELIZABETH 🗡

—El lugar es bastante cómodo — comento, antes de beber mi taza de café desde una mesa que da a la calle

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—El lugar es bastante cómodo — comento, antes de beber mi taza de café desde una mesa que da a la calle.

Incluso el ambiente es pacifico, algo propio del castaño, de Vlad. Aunque no lo conozco y solo son horas las que he bajado del avión y me he colado en su casa la vibra que suelta es ligera.

— Entonces llevas trabajando aquí, ¿ Dos años?¿Uno?— pregunto mientras recorro uno de mis dedos en el borde de la taza.

La pelirroja suelta una sonrisa, sin dejar de limpiar una mesa a mi derecha, asiente — Un año — responde.

Desde pequeñas ambas hemos tenido siempre una conexión tan fuerte  y se que justo ahora, esta sucediendo.  Hemos conectado tan rápido  en las pocas horas,  que ha perdido un poco su miedo y  noto la tranquilidad en cada palabra que suelta.

—¿Un año? — repito.

— Si —.

Los segundos vuelven a transcurrir  sin dejar de observar la calle, que se ha infestado de personas tanto a pie como en vehículo, hasta que soy la que se motiva hablar de nuevo — ¿Y que tal  Vlad?— suelto.  Tal vez estoy siento entrometida pero en el pasado nos contábamos el secreto de la otra.

—¿Vlad?— pregunta al detener la limpieza —¿ Qué hay con él? —.

Por la expresión tranquila  en su rostro, puedo asegurar que no tiene idea a lo que hablo.

Me encojo de hombros — Sí, ¿ Qué hay con él?— atribuyo dejando mi bebida a un lado y acomodando mi cuerpo hacia su dirección. 

— Nada —murmura, evitando mirarme.

Se que hay algo entre ellos.

Me levanto en menos del segundo y me aproximo hacia ella — ¿ Cómo que nada ?— catalogo — Sí,  yo he visto con mis propios ojos, que esta enamorado de ti — aseguro.

Suelta un carcajada — No — niega para mirarme —  No — repite con un color carmesí en sus mejillas.

— A que sí — asiento emocionada.

Quiero creer que así lo es.

Ella necesita que la relatividad de su vida cotidiana se esfume y empiece a medir conquien esta destinado,  ya experimentó las  sombras y es basta para su corta vida, sí la mía dependiera de ello, se la ofrecería para una mejor.

Dió toda su infancia como adolescencia en mi crianza por que mis padres no estuvieron presente.

El sonido de la campanita tras abrirse la puerta principal nos hace levantar la mirada, encontrándonos con Vlad.

Este sonríe  apenas y me muestra el boleto de avión — Lo tengo—.

— ¿Sí?—.

Asiente y me apresuro hacia él,  para aceptarle.

KILL ME, LOVE 🗡 2° Libro Mafia Turca Donde viven las historias. Descúbrelo ahora