Han transcurrido dos años, desde aquel nefasto accidente en donde Selene sigue sin recuperar la memoria bajo las cálidas manos del empresario ruso Vlad Zelenskiy.
Por otra parte, el Jefe de los Yakuzas entrelaza relación con Dimitri para buscar ven...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Aveces nos sentimos lo más despreciable de la vida hasta que llegas a un punto donde te das cuenta que el mundo siempre lo fue.
🗡SELENE🗡
Nuestras respiraciones es lo único que puedo escuchar en el interior del lugar, al mismo tiempo que sus hombros se elevan ante cada una de ellas.
En el aire, sujeta mi mano con fuerza pero no logra lastimarme.
Me ha besado.
Aunque al principio me tomo por sorpresa me castigo por haber querido que este siguiera su curso.
Soy una idiota.
La mandíbula me tiembla al igual que ambas manos que se sujetan de los extremos del delantal.
La ira continúa saliendo de mis poros, tengo tanto que decirle pero no se por donde comenzar.
— No podrás escapar de mi, jamás te daré el divorcio — empieza hablar con tanta tranquilidad que me causa mucha rabia.
Tras esas palabras, solo me ha llevado al desconcierto.
Justo ahora, a sólo centímetros, mis ojos lo pueden ver de otra forma, donde no hay sentimientos extraños de esos que dan miedo expresar para evitar causar dolor. Quiero hacerlo, tanto o mucho más de lo que él, causó en mi.
Quiero lastimarlo.
Mi mandíbula duele pero aquello no me detiene lo que estoy por decir — Te arrepentirás por no querer hacerlo — gruño molesta enseñando el dedo índice.
— Te aseguro que no — menciona gélido.
Tenerlo cerca me descontrola y me eriza la piel.
Cierro los ojos en busca de una profunda respiración y demando una vez que la consigo – ¿ Qué quieres de mi ? —.
— Que regreses a casa... — su cuerpo se tensa — conmigo — termina la oración.
Sus palabras me hacen soltar una carcajada que hasta él, se asombra de mi comportamiento — ¿ Casa ? ¿ Cuál? La que compartiste con la madre de tu hijo, mientras me mentias a mis espaldas —.
— No te mentí, lo que sucedió con Zeynep fue antes que nos conociéramos — explica — es cierto que oculte el hecho de que estaba embarazada, y lo hice porque... — corta al darse cuenta de mi enojo.
Doy un paso atrás, y niego — No quiero tus malditas escusas, ten presente que nada de lo que me digas va a cambiarme de parecer —.
Su mandíbula se tensa y suelta un bocanada de aire — Eres mi vida, mi oxígeno y mi razón de existir. Por dos años perdí el rumbo al creer que te había perdido pero ahora que estás aquí... — Una sonrisa sarcástica se dibuja en mis labios ante sus estúpidas palabras.
