6. Casa de seguridad.

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6. Casa de seguridad. 

La casa era enorme y estaba afuera de la ciudad, ¡para colmo de males! Chay tenía la presión realmente baja, la niña que dormía plácidamente en su regazo estaría a punto de despertar y Chay sería la persona que viera, no a sus padres, no a sus hermanos o amiguitos, no... a él, a un delincuente igual que todos. No era justo. No era justo para Chay porqué él no había elegido esa vida, él no había elegido a Kim, si tan solo su hermano no se encontrara involucrado, él hubiese preferido morir antes que hacer semejantes cosas, pero no podía exponer a Porsche. Tenía que ser valiente.

– ¿Dónde diablos estamos? – preguntó Porchay abriendo la puerta del auto.

Estaba a punto de llover, el cielo permanecía parcialmente nublado. La casa era grande y lujosa, una casa de campo, rodeada de árboles, al frente se extendía un lago enorme y detrás se veían algunas montañas. Un camino empedrado lo esperaba hasta el enorme portón, Chay divisó dos camionetas más estacionadas, y varios hombres con el uniforme de los Theerapanyakul rodeando la casa.

Suspiró, y con cuidado cargó a la niña, dejó su cabecita en el hombro y Big cerró la puerta, con cuidado caminó por el empedrado.

– Es una de las casas de seguridad de la familia – comentó Ken detrás – Aquí estarán seguros.

Chay no dijo nada. De hablar solo sería para despotricar y gritar, estaba al borde del puto colapso. Big puso una clave automática en la puerta de la entrada, a pesar de ser una casa estilo rustico, era demasiado tecnológica. Chay entró y el salón que lo recibió olía a madera y pino, vio la hermosa sala amplia, una chimenea apagada, todo impecable y hermoso, de fondo vio una cocina estilo americana, abierta y espaciosa. Más atrás divisó un balcón con la puerta en vidrio corrediza, más allá puso ver una piscina.

– El señor Kim lo espera en la oficina – comentó Big abriendo sus brazos para recibir a la niña – La llevaré a la habitación.

Pero Chay negó ligeramente – La llevo yo – dijo cortante. No podía dejar esa niña en manos de nadie más, él iba a protegerla hasta que volviera con su familia, al menos haría eso bien. Big se encogió de hombros y le dijo que lo siguiera hasta las escaleras en espiral. Arriba estaban las habitaciones, Big lo guió a una grande donde él dormiría y a un lado, dormiría la niña en una habitación más pequeña y confortable, tenía una cama individual, con cuidado Chay la acostó y acomodó su cabello.

– Es muy pequeña – musitó Porchay mirándola

Big carraspeó – Khun Kim lo necesita en la oficina, Porchay.

El joven puso los ojos en blanco y asintió, ambos salieron. La oficina quedaba al lado de las escaleras, Porchay entro luego de que Big le abriera la puerta.

– ¿Por qué traes esa cara, niño? – preguntó Kim apoyado en el barandal del balcón

Chay se acercó, desde ahí podían ver el bosque al fondo.

– Es una niña – comentó Chay bajito – ¿Qué culpa tiene?

Kim se talló la barbilla, pensativo – Nada.

– ¿Entonces por qué está aquí?

El mayor suspiró – Así es este negocio – fue lo único que dijo – Ya sabes tu labor, si a esa niña le sucede algo, tú vas a tener que responderme ¿ok?

Porchay asintió, ya sabía todo eso.

– Se llama Lin. Tiene seis años. No es alérgica a ningún alimento salvo a los frutos secos, ya sabes, avellanas, almendras, maní... – comentó Kim – No vas a decirle nada sobre su padre, ella no tiene que saber nada.

Bambi - KIMCHAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora