14. El otro lado de la moneda.

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14. EL OTRO LADO DE LA MONEDA.

Chay se organizó bastante bien, tenía un hermoso conjunto Nike que hacían ver sus piernas torneadas y largas, unas zapatillas blancas y el cabello bien peinado, olía exquisito y estaba ansioso, ya quería verlo, anoche no había podido dormir bien de solo pensar la reacción de Malee al verlo, ¡era tonto! Habían pasado semanas, un mes, de hecho... pero se sentía como si hubiesen estado años y años sin verse, eso debía ser bueno.

Jugó con el control remoto del televisor, miró sus video juegos y también la puerta corrediza de vidrio a ver si había alguien afuera, pero nada... ¿por qué tarda tanto? Y ¿por qué estaba tan ansioso? Solo era Malee, aunque... quizá, Chay sí sabía el porqué, era simple: sentiría lo mismo al verlo después de todo lo que pasó con... con el otro susodicho, entre menos lo nombrara mejor, quizá Kim era para Chay como Voldemort para Harry, el innombrable.

Entonces lo vio... y el corazón de Chay dio un salto, estaba igual que siempre, alto, cabello oscuro, ojos tiernos... y vestido con una playera blanca y pantalones de mezclilla, Malee era sencillo, nada ostentoso y tampoco usaba cosas de marca pero aun así, se veía bien. Chay atravesó el jardín y Malee al ver abrió mucho sus ojos, como si hubiese visto alguna divinidad... ¿por qué lo veía así? ¿Había cambiado mucho en un mes?

– Hola – saludó Porchay abriendo la puerta

Malee entró lentamente mirando a Porchay como si estuviera cerciorándose de que ese sí era su Porchay.

– ¿Por qué me miras así? – inquirió el menor haciendo un puchero – ¿Me veo como alguien más o qué?

Malee reaccionó y lo abrazó, pasó sus brazos por la cintura pequeña del mas joven y lo atrajo a su pecho, Chay le devolvió el abrazo felizmente sintiéndose tibio por dentro.

– Te extrañé – dijo Malee entre el hueco de su cuello expuesto – Chay, te extrañé mucho.

Chay sonrió – Y yo a ti, bebé. – fue sincero, realmente lo había extrañado aunque cualquier persona podría decir que no, que había sido un hijo de puta egoísta y traicionero, pero Chay estaba dispuesto a olvidar esa parte de su vida, así que si, lo extrañó, mucho.

– Te ves diferente... – Malee se alejó, tomando los hombros de Porchay –

Chay sonrió – ¿Ah, sí? ¿como me veo?

– No lo sé... – lo detalló – más maduro... ya no tienes esas curvas angelicales... ¿cuándo creciste tanto?

Chay había leído en un articulo de internet hace un buen tiempo que cuando los hombres y las mujeres tienen relaciones sexuales, fisicamente cambian un poco, embarnizan y crecen, aunque Chay no podía verlo, quizá si podía sentirlo, se sentía diferente, como si aquella inocencia que lo caracterizaba ya no existiera por ningún nado, como si se la hubiesen robado.

– ¿Y... no te gusto así? Tengo dieciocho, obviamente cambiaré, Malee – dijo Chay y se mordió el labio inferior – Tu también estas pasando por todos esos cambios ¿no?

Malee soltó una risotada – Claro que me gustas así, bebé, te ves...

Chay esperó que le dijera: ¡Sexy! ¡Sensual! ¡Follable! Lo que sea que le hiciera sentir calor en su abdomen pero Malee no era así y Chay no iba a esperar ese tipo de cosas de él.

– Bien – culminó de decir.

Chay suspiró, ¿bien?... okey, no podía culparlo, Malee no era una persona atrevida. Pero Chay solo pudo sonreírle y morderse el labio inferior, Malee era Malee y por eso estaba enamorado de él.

Bambi - KIMCHAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora