Capítulo 42

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—A que no adivinas lo que tengo para ti -dijo Christian mientras caminábamos para ir al restaurante.
—No tenías por qué moles-

Fui interrumpida por él, ya es costumbre.

—Quise molestarme en comprarte algo, ahora acéptalo, sé que te va a encantar -dijo seguro y me mostró una bolsa, entregándomela.

La tomé y se me escapó un grito cuando la abrí, al escucharlo tapé mi boca con ambas manos y lo miré fijamente.

—¡ES 1989! ¡CHRISTIAN! No puedo creerlo, en serio, gastaste tú dinero en un disco de Taylor Swift -dije entonando su nombre-. Para mí.

Le había dicho hace días que me encantaron los singles de de este disco y que no paraba de escucharlas, nunca pensé que llegaría a comprármelo.

—Obvio y admito que fue con el dinero que mi papá me dio -rió y me miró. 

—Eres un maldito, me estás comprando, ya lo vi todo, te agarré -lo miré con los ojos entrecerrados y lo señalé con mi dedo índice.

—¿Cómo crees? No. La semana pasada me hablaste sobre lo mucho que amas los singles de ese disco y te lo quise regalar para que escucharas las demás canciones, nada extraño hay en esto -me dijo y luego hizo un pequeño puchero.

—Basta, no me hagas puchero -miré a otra parte mientras caminábamos.

—¿Por qué? -tomó mi mentón para que lo mirara, el pendejo seguía haciéndolo.

—No te diré.

Pestañeé y volví a mirar al frente.

—Algún día lo sabré -susurró y besó mi mejilla-. Ya llegamos -informó.

Yo lo miré negando con la cabeza y luego sonreí al ver que el restaurante, era mi favorito.

—Uh, te odio -le saqué la lengua-. Me trajiste a mi restaurante favorito de sushi ¿cómo lo sabes?

—No lo sabía -confesó y se rió-. Es que éste también es mi favorito.

Lo miré arrugando la nariz y aparté la mirada después. Entramos y escogimos una mesa.

(...)

—¿Qué tal te pareció la salida de hoy? -preguntó mirándome y luego rió.

—Horrible. -admití en un tono seco-. Obviamente odié el sushi, obviamente odio ese restaurante, obviamente que me cae mal Taylor Swift y odié el disco que me regalaste -dije de manera exagerada mientras hacía cara de disgusto-. Todo te salió mal Christian no sirves para éstas cosas, nunca tendrás novia.

Él rió fuerte mirándome, yo alcé las cejas, "sin comprender" y él se acercó lentamente para darme un pequeño beso cerca de los labios, seguidamente pestañeé sorprendida.

—¿En serio? -hizo puchero-. No puedo creerlo, que mal futuro novio soy.

—Sí, lo mismo creo yo -solté y luego mordí mi labio, insegura.

—Estás mordiendo tu labio -susurró.

—Sí, ¿y? -sonreí retándolo.

—Nada. -desvió la mirada mientras caminábamos.

—Dime. -arrugué la nariz e hice que se detuviera, tomándolo del brazo.

—Nada, sólo que me dan ganas de besarlos -confesó encogiéndose de hombros.

Yo mordí mi labio nuevamente, mientras miraba su rostro, es increíble que no tenga imperfecciones y.. Eh, ya va, ¿Qué coño estoy pensando?

—Ya es suficiente -dijo y tomó mis caderas acercándome más a él-. Basta -susurró sobre mis labios.

La Hermana De Louis Tomlinson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora