Los girasoles

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Jueves, 19 de septiembre del 2019

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Jueves, 19 de septiembre del 2019


Debo comentar que esta semana ha sido bastante tranquila a como pensé que sería. Pasar estos días en casa de Vaughn, sin tener que preocuparme por ir a la oficina o la empresa, sin tener que resolver problemas; fueron tolerables. Aparte que tuve una excelente compañía, mis noches han sido de pasión más que de insomnio; ese hombre es un fuego, pero tengo clarísimo que solo es sexo.

Aunque necesitaba volver a mi trabajo, a la rutina que me ayuda a no pensar; es por ello que salgo muy feliz del ascensor y directo a la sala de juntas número dos. Noah nos ha citado con urgencia, ¿para qué? No ha dicho. Entro rápidamente ya que las puertas se encuentran abiertas.

Buenos días —están mis hermanos y Cas, me acerco a esta última—. Te traje desayuno —le entrego el café junto con una caja con sándwich en la cual vienen dos—, sé que no has comido.

Gracias, el señor Scott llamó, deben conversar sobre un caso urgente —antes de venir pasé al bufete, pero Dante no se encontraba ahí y supuse que estaba en la corte; él se encarga de los casos a los que me niego a tomar por fuerza mayor—, eso dijo en la llamada —enarco una ceja en su dirección y rectifica—. Dante.

Sabes que si te escuchara te asesinaría —afirmo.

Sí, pero es costumbre en el trabajo —suspira y toma lo que le he entregado antes de pasar por mi lado.

Pero con nosotros no, somos amigos, Cas —una sonrisa nerviosa se instala en su cara antes de salir de la sala.

Noah me mira y me da un "gracias" inaudible, pero aun así asiento en su dirección como respuesta.

¿Cuándo comenzaremos la reunión? —pregunto sentándome en una silla.

Cuando llegue tu esposo —afirma Gael—. ¿Por qué no llegaron juntos? —pregunta sin despegar sus ojos de los míos; sus ojos son intrigantes, son muy celestes, parecidos a los de Zoe.

Pensé que estaba aquí, cuando dejé su casa esta mañana; él ya no se encontraba ahí —digo separando mis ojos de los suyos, para prestar atención al movimiento creado en el pasillo, lo veo a unos cuantos pasos de distancia—. Creo que podemos comenzar, viene llegando.

¡Vaya! Justo hablábamos de ti —suelta Noah en un volumen alto y el aludido nos mira a todos en una repasada rápida antes de guiñarme un ojo con descaro y cerrar las puertas de cristal.

Estaba en la empresa con Isaac —dice sentándose en una silla.

¿Con Isaac? —pregunta Gael con inclemencia.

¡Sí! —afirma este sin quitar su postura seria.

No comprendí a que se debían las preguntas, así que no les tome mucha importancia; no más de la necesaria. Pronto comenzamos la reunión que rápidamente fue encauzada a donde la queríamos llevar, o más bien donde Noah la quería llevar. Minutos más tarde, llaman a la puerta con desesperación.

¿Existe una segunda oportunidad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora