Baile de beneficio

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Sábado, 30 de noviembre del 2019

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Sábado, 30 de noviembre del 2019


He pasado casi todo el día junto a Cas y Zoe buscando vestidos que nos gustaran y fueran lo suficientemente elegantes para ir al baile de beneficencia, y para cuando volvemos a casa; lo hacemos invictas. Evidentemente, encontramos lo que buscamos, después de recorrer dieciocho tiendas de ropa porque Zoe no encontraba un vestido negro que le sentara bien y no quería uno con color, aunque al final terminó comprando uno con color. Y ahora ya puedo quejarme del dolor de pies que tengo y eso que andaba con zapatillas, y ni hablar de ellas, han vuelto mucho peor; a pesar de que les dije que fueran con zapatos cómodos, andaban en tacones y ahora tienen mucho más dolor que yo.

«Me compadezco de las brutas»

Y con el asunto del baile, confieso que siempre los he odiado, es lo único que más detestaba hacer cuando vivía con mis padres, y hoy me encuentro en mi bañera preparándome para asistir a uno, otra vez, después de varios años de no hacerlo, todo por mi mejor amigo.

«Detesto a Dante solo por meternos en esto»

Luego de tantas horas de preparación, hago desalojo de mi habitación con el bendito vestido pomposo. Escogí un corte princesa en tono rojo, su falda en tela de satín tiene un tajo en la pierna izquierda que llega un poco más arriba de medio muslo; y la parte superior tiene un encaje que se ve divino con el escote en V profundo que trae, el cual llega un poco más abajo del nacimiento del seno, aparte de unas mangas ¾. He decidido combinar el vestido con unos stilettos dorados para que el enfoque quedara en la pierna.

En el pasillo me encuentro a Zoe saliendo de la habitación de invitados con el vestido que ha escogido para ella. El color azul lapislázuli resalta sobre su silueta, en corte recto, con un cinturón de lentejuelas plateadas puesto en la cintura por debajo del seno. Es largo y tapa todo su porte, y eso es decir mucho, ya que ella es más baja que yo. El escote en V profundo, pero angosto, le llega al cinturón y el detalle de las hombreras que caen hasta el piso luciendo como cola le da el toque para hacerlo brillar. En sus pies, opto por comprar unas sandalias de tacón abiertas en plateado que solo se verán cuando camine o levante el vestido. Debo aclarar que el vestido encaja perfecto con sus ojos y los hace resaltar aún más.

Te ves hermosa —me halaga.

Tú no te quedas atrás, ¿te has visto en el espejo? —niega—. Me alegro —frunce su ceño sin comprender—, si lo hubieras hecho, tu reflejo se habría enamorado de ti —sonríe.

Me sonrojaré —afirma, lanzándose aire con su mano.

No lo hagas, lograrás enamorarme —la molesto un poco más, ya que sé que se sonrojará al final.

No sigas —se ríe con nerviosismo—. Scar estará lista en breve, si quieres puedes bajar —asiento y ella regresa al interior de la habitación junto a nuestra amiga.

¿Existe una segunda oportunidad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora